Detenidos Murcia y Alicante nueve miembros de una banda de ladrones de cobre
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La Guardia Civil, en el marco de la ‘operación Cobrecu-Memo20’, desarrollada en Murcia y Alicante, ha detenido a nueve miembros de una banda dedicada a la sustracción de cobre.
Según informó este miércoles el Instituto Armado, también se ha declarado como investigadas a tres personas, responsables de centros de gestión de residuos metálicos que adquirían el material robado.
Hasta el momento, han sido esclarecidos más de una veintena de hechos delictivos cometidos en Murcia, Alicante, Albacete y Pontevedra. De estas acciones, 17 corresponden a la sustracción de cable de cobre y tres a robos con fuerza en comercios de telefonía, en los que superaron los 100.000 euros el valor de los sustraído y los daños causados. También se han aclarado tres delitos de receptación.
La operación se inició a principios de año, tras detectarse varios casos de robo con fuerza en las provincias de Murcia, Alicante y Albacete en los que se sustraía cable de cobre.
ZONAS AISLADAS
Estos robos se materializaban en zonas aisladas, donde los autores previamente habían estado realizando labores de vigilancia y conocían perfectamente las características de las mismas, lo que les permitía establecer unas fuertes medidas de seguridad y planificar los lugares de ocultación del cobre sustraído.
Las pesquisas permitieron constatar la existencia de un grupo delictivo estructurado, jerarquizado y asentado en Murcia, donde su líder, además de dirigir sus actuaciones ilícitas, realizaba personalmente todas las labores de planificación.
La forma de actuar de los detenidos consistía en localizar instalaciones en las que podían robar cobre, tras lo cual escalaban hasta llegar a la altura donde se encuentran los cables, unos 5 o 6 metros, donde cortaban en los extremos del tramo que tenían previsto sustraer.
Cuando se daban las condiciones de seguridad necesarias para continuar con la ejecución del robo, tras realizar los cortes del cableado tiraban de cada uno de los extremos hasta que conseguían descolgar todo el tramo.
Cuando el cableado se encontraba en el suelo utilizaban lugares cercanos, que previamente habían sido localizados, para esconder temporalmente su botín y así evitar ser sorprendidos. Pasados unos días, lo recogían y trasladaban con vehículos de grandes dimensiones hasta otras zonas aisladas donde el cableado era quemado -proceso habitual para separar el hilo de cobre de su envoltorio plástico-. Finalmente, el cobre era comercializado ilícitamente en chatarrerías.
(SERVIMEDIA)
02 Sep 2020
NBC