Tanto es así, dicen los pediatras, que algunos expertos han llegado a especular sobre la existencia de una posible "epidemia de autismo", aunque la gran mayoría se decanta por pensar que esta proliferación de nuevos casos se debe, fundamentalmente, a un mejor conocimiento clínico del problema, al empleo de instrumentos diagnósticos más adecuados y a la realización de un buen diagnóstico diferencial con otros trastornos del neurodesarrollo.

"En nuestro hospital, hemos pasado de ver unos 10 casos por año en 1994, hasta alcanzar cifras de unos 60 casos por año en2006 y 2007", aseguró el doctor Juan José García Peñas, coordinador de la Sección de Neurología Pediátrica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, de Madrid, y miembro de la AEP.

El autismo se caracteriza por un deterioro en las relaciones sociales, en la comunicación verbal y no verbal, en la existencia de problemas para procesar información proveniente de los sentidos, al igual que por la aparición de patrones de comportamiento repetitivos y estereotipados, con un repertorio restringido de actividades e intereses por parte del autista, recuerdan los pediatras.

En la actualidad, la investigación de este problema se centra en el campo de la genética, con el fin de intentar definir distintos subgrupos de autismo y poder así "conocer mejor la evolución natural de cada caso, establecer un mejor pronóstico y, quizás, en el futuro, orientar un tratamiento hacia determinadas dianas de transcripción celular y comunicación interneuronal", señaló el doctor García Peñas.

Actualmente no existe cura para el autismo, tan sólo tratamientos paliativos y sintomáticos, subraya la AEP, que incide también en que el abordaje del autismo debe ser multidisciplinar e implicar no sólo al pediatra, sino también a maestros, psicólogos, psicopedagogos, neuropediatras, especialistas del lenguaje y terapeutas ocupacionales.