En declaraciones a los medios de comunicación, respondió así al ser preguntada por las declaraciones de Robles, que defendió un ejercicio de transparencia por parte de Podemos para explicar su financiación y despejar las dudas existentes tras iniciarse una investigación judicial.

Lo que tenga que decirle a la ministra de Defensa, dijo, “se lo diré a ella en privado, o al presidente, según corresponda”.

Aunque duda de que el PP obtenga los respaldos necesarios a su petición para que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, comparezca en el Congreso, y para crear una comisión de investigación, reiteró que los dirigentes de Podemos “estamos siempre a disposición” de los medios de comunicación, de los ciudadanos y del Parlamento.

Se refirió también a la denuncia de una empleada de hogar contra Victoria Rosell, asegurando que “no es la primera vez” que esta dirigente de Podemos ha sido víctima de la “fabricación de pruebas falsas”, como ya fue objeto de un “montaje judicial” que solo pretendía evitar que se presentara a las elecciones y, con ello, “subvertir la democracia”.

El problema no es “que se inventen cosas” sobre Unidas Podemos y sus dirigentes, sino el daño “irreparable” que eso hace no solo a su formación sino a la democracia.

En su opinión, es “muy evidente que la derecha y la extrema derecha están en una estrategia del odio” centrada en intentar “desestabilizar” al Gobierno, y se mostró convencida de que la mayoría social responderá “con rotundidad”.

Aunque rechazó “el victimismo”, aseguró que cualquiera se puede imaginar lo que significa, para las rutinas con tres hijos pequeños, tener personas gritando e insultando de forma permanente en la puerta de su domicilio. “El odio no puede seguir impune”, aseguró, al tiempo que dejó claro que no se van a distraer de su función y del hecho de que Unidas Podemos ha llegado al Gobierno “sin pedir ni un euro a los bancos y sin venderse”.