Así lo expresaron a través de un comunicado en el que precisaron que el despliegue de buques de guerra previsto para disuadir tales cruces y bloquear botes pequeños “puede dar lugar a incidentes que tengan como resultado daños, o incluso consecuencias fatales”.

Tras puntualizar que, aunque un número “creciente” de personas ha estado cruzando el canal en barco este verano, la cifra “sigue siendo baja y manejable”, señalaron que salvar vidas “debe ser la prioridad, tanto en tierra como en el mar”.

“Los movimientos irregulares en el canal representan un desafío para todos los Estados involucrados, al igual que situaciones similares en otras regiones de Europa”, según subrayó la directora de Acnur para Europa, Pascale Moreau, quien agregó que estos “desafíos multifacéticos” requieren de la aplicación de “soluciones prácticas y cooperación”.

“Nuestra respuesta colectiva debe ser integral y complementaria, desde salvar vidas hasta combatir las redes de tráfico, ampliar las opciones legales y garantizar que todos aquellos que necesitan protección puedan acceder a ella de manera efectiva”, sentenció.

Para el director de la Oficina Regional de la OIM en Bruselas, Ola Henrikson, la “preocupación inmediata” son los “peligros” que, a su juicio, presentan los cruces, “especialmente para los más vulnerables, incluidos muchos niños”. “La cooperación fronteriza es muy importante, pero debe ser equilibrada, proporcionada y formar parte de una respuesta más amplia e integral”, apostilló.

Ambas organizaciones reiteraron que tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea es necesario que sigan existiendo mecanismos “viables” para garantizar que las personas, y sobre todo los niños no acompañados en varios países de la UE, que tengan familiares u otros vínculos importantes con el Reino Unido “puedan seguir viajando o trasladándose de forma segura”.