Según explica su presidenta, Almudena Amaya, "las nuevas normas de distanciamiento interpersonal para evitar contagios de Covid-19 han traído aparejadas mayores dificultades a quienes tienen una baja visión". Por ello, estas mascaraillas llevan el distintivo 'Tengo Baja Visión'.

La degeneración macular, el glaucoma, la miopía magna, la retinopatía diabética, la retinosis pigmentaria y otras distrofias hereditarias de retina o la aniridia son algunas de las enfermedades que causan baja visión.

Esta iniciativa forma parte de la campaña de la plataforma Tengo Baja Visión, que anima a estas personas a utilizar distintivos como chapas, viseras o brazaletes, para facilitar la interacción social.

Por ello, Amaya animó a la ciudadanía a "comprometerse con algunas acciones responsables hacia este colectivo". “Apartarse al cruzarse con una persona con discapacidad visual, prestar especial atención a guardar la distancia de seguridad y advertir verbalmente de posibles riesgos son ejemplos de cómo la población puede contribuir a que la interacción social de las personas con baja visión sea más fluida y segura en estos momentos de excepcionalidad”, aseguró.

En su opinión, este colectivo se encuentra más expuesto a la enfermedad "por sus especiales características". “Además del conjunto de normas de distanciamiento, el hecho de que necesiten acortar distancias para poder leer o tengan que recurrir en mayor medida al tacto les sitúa en una posición más vulnerable ante el contagio, y nos genera mayor tensión. Por eso, la campaña tiene también la dimensión de contribuir a que la enfermedad no se propague”.

Las mascarillas, higiénicas y reutilizables, pueden adquirirse a un precio de 6 euros a través de los teléfonos de la entidad: 608 723 624 o 963 511 735. Se encuentran en dos modelos: uno blanco y otro verde flúor, reflectante en la oscuridad. Son antibacteriales, transpirables y repelen los líquidos y llevan el distintivo 'Tengo Baja Visión'.