Sector financiero
El BCE retomará en septiembre la revisión de su política monetaria tras haberse visto interrumpida por el Covid-19
- El senador del PP Martínez-Maíllo pide avanzar en la política fiscal, someter al BCE a un mayor “control democrático” y atribuir al organismo mayores objetivos
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El Banco Central Europeo (BCE) retomará en septiembre la revisión estratégica de la política monetaria que no pudo ser iniciada en abril como se había proyectado por culpa de la pandemia y se prolongará durante “aproximadamente un año” por la ambición en sus análisis y para involucrar en su estudio a distintos agentes.
Así lo indicó el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos, en un acto organizado por Servimedia y patrocinado por Grant Thormton para la presentación del libro 'El Banco Central Europeo. Propuestas de Reforma' del senador Fernando Martínez-Maíllo, en la que también participaron el presidente del PP Pablo Casado, y asistió el expresidente Mariano Rajoy.
El retraso en los trabajos que, inicialmente se había proyectado lanzar en enero aunque quedó relegado a abril, tiene que ver con una pandemia que Guindos admitió que deberá ser también un “elemento fundamental a tener en cuenta” en la revisión.
“No nos podemos evadir de lo que está pasando”, explicó reconociendo que “la pandemia está ahí y lo tendremos que considerar” por su afectación a ámbitos como la estabilidad de precios o la situación económica.
Se trata de la primera revisión que realiza el organismo de su política monetaria desde el 2003 y evaluará tanto el “mandato primario” de la institución de vigilar la estabilidad de precios o que es mantener la inflación cerca, pero no por debajo del 2%. Pero también incluirá en el análisis los cambios tecnológicos, los efectos del cambio climático y las políticas para promover las economías verdes, temas de igualdad o hasta la moneda digital.
Guindos explicó que en la ambición de realizar un estudio pormenorizado y ambicioso se consultará no solo a los actores habituales, sino también a miembros del parlamento, a la comunidad académica y los representantes de la sociedad civil.
INDICADORES CON EL COSTE DE LA VIVIENDA
Por materias indicó que se analizará qué se entiende sobre estabilidad de precios y cómo debe medirse o si solo hay que tomar de referencia indicadores como la inflación o se pueden introducir “cuestiones novedosas, como, por ejemplo, el coste de la vivienda” con la intención de tener “un índice lo más completo posible de lo que es la evolución de los precios de consumo y de los de las personas”.
Sobre el tapete está la propia política monetaria cuyos instrumentos estuvieron tradicionalmente restringidos al tipo de interés, pero que, con su nivel hundido a cero, se ha enriquecido con la posibilidad de aplicar tipos de interés negativos, ejecutar programas de compra de activos e, incluso, con las indicaciones sobre actuaciones futuras.
Otra competencia u objetivo del BCE, aunque supeditado al anterior, es la estabilidad financiera y “cómo afectan decisiones de política monetaria a las instituciones financieras, sobre todo en un entorno como el europeo, donde los bancos son el principal instrumento que, de alguna forma” intermedia los impulsos monetarios”.
Con este desafío Guindos puso de relieve la pertinencia del libro escrito por el senador del PP, que analiza la historia y el rol creciente del BCE sumándose al proceso con propuestas de reforma. Durante la presentación, su autor propugnó a su vez por “más Europa, mejor Europa” en beneficio de todos y consideró que “construir una unión fiscal es fundamental para que podamos hablar de eurobonos”. “A mayor integración más confianza, a mayor integración más responsabilidad y a mayor integración también más solidaridad”, abundó.
Martínez-Maíllo avisa en el libro de que la Unión Económica y Monetaria es aún un proyecto inacabado y, aunque la última crisis financiera aceleró la construcción de la Unión Bancaria y reforzó el BCE, los cambios para preparar a Europa para la actual crisis se demostrarán insuficientes. Según recordó, la UE y la UEM se ha construido “a golpe de crisis” y, aunque “todas llegan pronto”, esta “quizá ha llegado demasiado pronto”, con las “brasas” aún ardiendo de la anterior y sin consolidar los últimos proyectos, como el fondo de garantía de depósitos que instó a finalizar.
Para encarar el desafío aboga por emprender precisamente nuevas reformas empezando por avanzar en dicha unión fiscal o será inviable, a su juicio, contar con los llamados ‘eurobonos’ porque las economías más potentes, con Alemania a la cabeza, nunca asumirán una deuda común mientras no exista una profunda armonización fiscal en los impuestos, en los límites de gasto y el déficit público final.
El libro hace un análisis de la historia del BCE desde su origen y pone de relieve que la creación de la Unión Monetaria en el 1998 ha supuesto “la mayor transferencia de soberanía” realizada por los Estados, a la vez que valora que el organismo asumiese en el 2014 la supervisión bancaria, a raíz de las lecciones aprendidas con la crisis de deuda.
UN BANCO ÚNICO CENTRAL
Para el autor ha llegado el momento de plantearse reformas en su arquitectura institucional y que pase de ser un banco central supranacional a ser el único banco central de la eurozona, quedando los bancos centrales nacionales como sus administraciones descentralizadas en los 19 países.
De forma adicional insta a que se amplíen los objetivos del BCE, “a imagen y semejanza de la Reserva Federal (FED)”, para que no solo tenga por objetivo vigilar la estabilidad de los precios o control de la inflación sino también contribuir al crecimiento económico y el empleo siguiendo en modelo de la FED. Un salto así eliminaría las reticencias que ha tropezado el BCE, por ejemplo, recientemente con el Tribunal Constitucional alemán, sobre su competencia para adquirir títulos de deuda, indica el autor.
Para completar este salto institucional el senador aconseja elevar aún más la transparencia y el control democrático sobre la institución con un “control a posteriori de las decisiones del BCE” que obligue a su presidente a comparecer cada semestre ante el Parlamento Europeo. Sería ir más allá del reporte en la Corte del informe anual de su actividad que ya está contemplado en los Estatutos.
A su juicio, debería permitirse al Parlamento intervenir además en la legislación complementaria del BCE, con su adopción, frente a la mera consulta actual. “La independencia y el control democrático es perfectamente compatible y uno y otro debe ir de la mano en el seno de la UE”, agregó.
En la actualidad los Estatutos del BCE obligan a publicar sus actividades al trimestre, presentar el informe anual al Parlamento y el Consejo, consultar al europarlamento en el nombramiento de sus cargos del BCE, y el organismo ha sido además el primer banco central del mundo en organizar ruedas de prensa de su presidente después de cada reunión del Consejo de Gobierno.
(SERVIMEDIA)
17 Jul 2020
ECR/MFN/gja