García Egea comenzó recogiendo el hilo de la pregunta anterior para espetar a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que la había contestado: “Les han pescado. La prueba es la carta en la que reconocen que dieron órdenes injustas a un guardia civil”.

Ya a Iglesias le dijo que decirle las cosas que no quiere oír “no es crispar”, y en este sentido observo que los trabajadores de Nissan y Alcoa quieren su empleo, no un ingreso mínimo ni un escudo social, porque el mejor escudo es el empleo “que está destruyendo”. Acto seguido, le acusó de haber colocado a “un amigo”, Cristóbal Gallego, en Enagás, y, recordando que él en su día definió las puertas giratorias como “una forma de corrupción, preguntó: “¿Usted qué es?

El número dos del PP terminó su primer turno diciendo que, gracias al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el suyo es “el Gobierno de la mentira”, y que su partido está ahí para que no se convierta en “el Gobierno de la ruina”. Ahí embocó con la pregunta que había registrado para la sesión de control: ¿Cómo piensa evitar el vicepresidente segundo que la crisis económica se convierta en una crisis social?

Iglesias contestó que una crisis económica se convierte siempre en social “salvo que intervenga el sector público”, y volvió a defender el ingreso mínimo vital, porque “la condición de posibilidad de la seguridad, de la libertad, de la democracia y de la recuperación económica es la justicia social”, por lo que el Gobierno va a seguir en la dirección del escudo social.

García Egea replicó que justicia social sería que la renta mínima fuera la de “su amigo el de las puertas giratorias de Enagas”, y le pidió “la misma sinceridad” que tuvo la ministra de Igualdad, Irene Montero, “cuando creen que no la están grabando”, y admitió que el descenso de manifestantes el Día de la Mujer fue “por el coronavirus” pero ella no lo iba a decir. Una frase que presentó como la que mejor define al Gobierno.

Según dijo, el Ejecutivo sabía que la manifestación dispararía los contagios, que eran necesarios los test y mascarillas, que hay gente que sigue sin cobrar los ERTE, que Marlaska “nos ha engañado a todos” y que “la cifra oficial de muertos no es la correcta”. Y, al término de cada una de esas cosas que supuestamente sabía el Ejecutivo, pronunció como estribillo: “Pero no lo van a decir”.

Para terminar, García Egea citó la frase que pronunció en verano el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que Iglesias “ha hecho de la mentira su forma de hacer política”, y prometió que, aunque Sánchez ya no pueda repetirla, él lo hará aunque el vicepresidente, según él,”llame a la propaganda gestión, a la oposición obstáculo y a la verdad crispación”, y esté “utilizando el dolor de los españoles”.

Iglesias aseguró en su réplica que en los últimos días había reflexionado por qué el PP recurría a “la pataleta, el berrinche, la provocación”, y lo atribuyó a que los populares “saben que no van a gobernar, ni dentro de unos meses ni dentro de cuatro años”, porque “sus ideas han sido derrotadas socialmente” en una pandemia que, diagnosticó, ha encumbrado la defensa de lo público y la fraternidad.

Y, dirigiéndose personalmente al presidente del PP, Pablo Casado, le auguró: “Usted es perfectamente consciente de que nunca va a lograr que sumen escaños suficientes Vox, Ciudadanos y el Partido Popular, y usted es plenamente consciente de que no va a ser presidente del Gobierno”. Su estrategia política revelaría, según Iglesias, “esa triste conciencia”.