Así lo aseguró el director de coyuntura y economía internacional de Funcas, Raymond Torres, durante la presentación y análisis de las previsiones de Funcas sobre el impacto de la crisis del coronavirus en la economía española.

En concreto, Funcas prevé una caída del 7% del PIB para la economía española en 2020, aunque apunta que podría ser mayor y señala que en el primer semestre de este año la contracción será del entorno del 20%, mientras que para 2021 estima un crecimiento del 5,4%. Además, la entidad calcula que la economía española no recuperará el nivel de PIB previo a la crisis del coronavirus hasta 2023.

En lo que respecta al déficit, Funcas calcula que cierre 2020 en el 10,1% y se reduzca al 6,4% del PIB en 2021, mientras que la ratio de deuda respecto al PIB se situaría en el 113,8% este año y alcanzaría el 115,3% en 2021.

Sobre este punto, Torres apuntó que aquellos países que se encontraban en una peor situación de partida antes de la crisis del coronavirus en lo referente a déficit y deuda, están utilizando menos recursos para hacer frente a la crisis que aquellos con una situación mejor. Así, Funcas estima que las medidas de ERTE y subvenciones a autónomos y pymes aprobadas por Italia (impulso fiscal por un 1,4% del PIB), España (1,6% del PIB) y Francia (2,4% del PIB) suponen una menor movilización de recursos que las emprendidas por Alemania (4,4%) y Reino Unido (4,5%), por ejemplo.

BCE

Asimismo, Torres resaltó la importancia del papel que juegue el BCE en la lucha contra la crisis económica y su impacto en la UE, destacando como “muy positivo” el plan de compra de deuda por 750.000 millones de euros, pero apuntó que será necesario ampliarlo.

Así, el analista de Funcas señaló la necesidad de que el BCE asuma “durante un tiempo prolongado” el endeudamiento que generen las medidas que los países utilicen para luchar de forma directa contra el coronavirus y su impacto económico (gasto sanitario, ERTE, avales…) ya que, si fueran los estados quienes asumieran la carga financiera sería una situación “muy difícil y agudizaría la recesión”.

En este sentido, diferenció entre ese déficit “cíclico” y el estructural de cada país, agregando a continuación que este último no será asumido por el BCE y que, por tanto, es necesario que España, con un déficit estructural del 3,5%, diseñe un plan de ajuste para reducirlo con medidas de recaudación y gasto “calibradas”. Así, puso como ejemplo que el ingreso mínimo vital que el Gobierno español va a implementar supondrá un déficit permanente, estructural, que no está relacionado directamente con el coronavirus y que, como no será asumido por el BCE, debería ir acompañado de la generación de un ingreso estructural. En cualquier caso, Torres subrayó que dicho plan de ajuste deberá plantear una “absorción escalonada en el tiempo” de dicho déficit estructural, ya que, de hacerlo de manera muy rápida, podría provocar el “descarrilamiento” de la economía.

En cuanto a la tasa de paro, Funcas prevé que llegue a situarse en el 20,5% en el último trimestre de 2020 (un 22,4% si se contasen los ERTE) y que la media anual sea de en torno al 19% y que en 2021 baje al 17%.

Sobre este punto, Torres señaló que el efecto positivo de las medidas aprobadas por el Gobierno de cara a la flexibilización de los ERTE es “una buena noticia” y consideró “muy importante” que dicha flexibilización se prorrogue, permitiendo que las empresas activen sus plantillas poco a poco en la medida que recuperen la actividad.

Además, también apuntó la importancia de analizar cómo transitar de las medidas de emergencia, como los ERTE y las líneas de avales, “hacia una estrategia de largo plazo y reconstrucción y adaptarlas a la situación de los sectores más afectados, como el turismo”.