La defensora de los derechos humanos y concejala de Río de Janeiro, Marielle Franco, y su conductor, Anderson Gomes, fueron tiroteados el 14 de marzo de 2018, recordó AI en un comunicado.

Dos años después, "este crimen sigue sin resolverse y se ha convertido en un ejemplo de la impunidad de la violencia contra los defensores y defensoras de los derechos humanos en Brasil", advirtió.

Para la directora ejecutiva de Amnistía Brasil, Jurema Werneck, “dos años son demasiado tiempo de espera". "La falta de resultados sólidos a la hora de determinar quién ordenó el asesinato o aclarar las circunstancias en que se cometió ha sido la tónica de la investigación durante el último año y demuestra que en Brasil todavía se puede matar a activistas por los derechos humanos y quedar impunes", subrayó.

Por eso, “Brasil tiene que dar un paso al frente e indicar a la comunidad internacional que no tolerará ni estos delitos ni ninguna otra clase de violencia contra las personas que, como Marielle Franco, se movilizan para crear sociedades más justas.

"Ser transparente no es lo mismo que revelar secretos", y destacó que las familias de ambos, al igual que el conjunto de la sociedad, "tienen derecho a saber qué se ha hecho y qué avances ha habido en la investigación”.

La detención preventiva de dos hombres acusados de matar a los dos hace un año fue "un importante avance en la investigación", prosiguió, pero "no parece que desde entonces se haya progresado mucho a la hora de aclarar las circunstancias de los homicidios, quién los ordenó y por qué".

INVESTIGACIÓN PARADA

Según AI, tras este último año sin avances, "todo hace pensar que las autoridades están atrapadas en un laberinto". Por eso, solicitó reunirse de nuevo con el gobernador de Río de Janeiro y con el fiscal general del Estado, "con la esperanza de que expliquen qué se ha hecho durante el último año". Además, AI busca renovar la presión mundial sobre ellos para que proporcionen respuestas. Desde el primer día de este caso, 983.000 personas de todo el mundo participaron en la campaña de Amnistía Internacional por la verdad y la justicia para aclarar los asesinatos.

"Dos años después, queremos que las voces de este casi millón de personas se escuchen", indicó. "Marielle es ya un símbolo de resistencia para todas las personas, en especial para las mujeres”, afirmó Marinete da Silva, su madre. “No podemos dejar de rogar, luchar y pedir justicia por ella, que se esforzaba para mejorar la vida de la gente".

A juicio de Monica Benicio, la viuda de la concejala asesinada, el mensaje que el Estado brasileño está transmitiendo al mundo es que unas vidas valen más que otras y que lo ocurrido puede volver a producirse, porque hay impunidad para quienes matan a una mujer negra, LGTB y de origen humilde. "¿Cuántas más Marielle deben morir en Brasil?”, se preguntó.