Su advertencia la formula en el 'Informe de Estabilidad Financiera' divulgado este jueves, donde el organismo augura una progresión en la economía en el tercer trimestre "similar" a la mostrada en el trimestre previo.

La "moderación" de las tasas de crecimiento responden a que las diferentes rúbricas de la demanda interna "habrían comenzado a acusar la pérdida de fortaleza del entorno global y el repunte de la incertidumbre", señala.

La ralentización se habría visto "reflejada" en la evolución del empleo, cuya moderación estima que "sería algo más intensa" que la del PIB "a tenor de los datos de afiliación a la Seguridad Social y de la última Encuesta de Población Activa (EPA)".

Ambos indicadores apuntarían a una "pérdida de dinamismo" de la ocupación en el sector privado "generalizada por ramas" pero "más intensa" en la construcción.

El escenario central que contempla el organismo para su análisis contempla una continuación de la fase expansiva durante los años 2020 y 2012, aunque "a ritmos más moderados y con riesgos a la baja".

El Banco de España revisó precisamente a la baja su previsión para España el pasado mes de septiembre por el impacto de la desaceleración internacional y el derivado de los ajustes estadísticos aplicados en la Contabilidad Nacional por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Conforme a sus estimaciones el PIB crecerá este año un 2%, cuatro décimas menos de lo que preveía antes del verano, y motrará progresiones del 1,9 y 1,7%, respectivamente, en el bienio 2020-2021.

Entre los riesgos a la baja susceptibles de afectar a sus estimaciones cita a escala doméstica Cataluña y la indefinición de la política económica, si persisten, y en el ámbito internacional los riesgos asociados a un potencial recrudecimiento de las tensiones comerciales y a la materialización de determinados riesgos geopolíticos como un 'Brexit' sin acuerdo.