Lo hicieron en rueda de prensa en el Ayuntamiento barcelonés la alcaldesa y coordinadora de Catalunya en Comú, Ada Colau; el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Jaume Asens, supuestamente tras haber mantenido una reunión en el Consistorio para debatir estas propuestas.

Colau comenzó interpretando que desde la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatuto catalán de 2006 han “fallado” los responsables de los gobiernos españoles y catalanes, con la judicialización y el 155 por un lado, y la unilateralidad por otro, y ahora la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas es “la enésima complicación” que comporta este planteamiento.

Por eso, propuso “dotar de contenido la palabra diálogo” y, sabiendo que en contexto electoral será “casi imposible” llegar a acuerdos, sí apostó por sentar a las bases y distinguió dos etapas: una primera con la libertad de los presos, el refuerzo del autogobierno y la creación de las mesas de diálogo, y una segunda donde, tras alcanzarse un “nuevo pacto entre Cataluña y España”, según ella “algún día se habrá de poder votar”.

Asens detalló que el refuerzo del autogobierno supondrá blindar el modelo de la escuela catalana y la inmersión, el de los Mossos d’Esquadra y las transferencias económicas y competenciales previstas por el Estatut, así como la revisión del sistema de financiación autonómica.

Respecto a la libertad de los presos, alegó que “no se puede hablar mientras los dirigentes estén en prisión” y barajó tanto el indulto como la derogación o reforma “en clave garantista” del delito de sedición, una “antigualla obsoleta” y “una bomba de relojería contra cualquier manifestación”.

MESAS DE PARTIDOS

En cuanto a las mesas de partidos, señaló que una emanaría del Congreso de los Diputados y otra del Parlamento de Cataluña, que trabajarían “en paralelo” y “sin condiciones previas ni líneas rojas”, y que el acuerdo al que llegaran se sometería a “ratificación vía referéndum”, lo que a su juicio supondría “restituir el pacto roto” y “volver a dar la voz a la ciudadanía” tras la sentencia del TC sobre el Estatut.

Iglesias atribuyó la propuesta a En Comú Podem, la confluencia catalana en coalición con los Comunes, pero dijo que Podemos la hacía suya. Seguidamente, en clave ya preelectoral, volvió a advertir de que un Gobierno de derechas, ya fuera del PP, Ciudadanos y Vox o del PSOE pactado con el PP, traerá “represión y enquistamiento del conflicto”.

Preguntado por la consulta de autodeterminación que solía abandonar Podemos, Iglesias dijo que la sigue defendiendo pero asume que “nadie puede plantear línas rojas” y que “en el corto plazo, los mecanismos que nos van a permitir avanzar implican que todos estamos dispuestos a ceder en algo”.

Asens no se pronunció sobre si la pregunta de ese referéndum final debería ser binaria, de independencia sí o no, o incluir una tercera opción intermedia. “Es una cuestión abierta”, aplazó. “La propuesta que tenga más consenso es la que será. Las dos opciones tienen ventajas e inconvenientes”.

Tanto Iglesias como Colau alabaron como “valiente” la declaración de la expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell, quien reconoció que a los independentistas les había faltado empatía con los no independentistas. El líder de Podemos apostilló que “es necesario el reconocimiento de la pluralidad de actores”, mientras la alcaldesa reprochó al independentismo es “tratar a toda España como un conjunto irreformable de derechas”.