Así lo expresó el director regional de Unicef para Oriente Medio y África del Norte, Ted Chaiban, a través de una declaración en la que también subrayó que los niños “deben ser protegidos en todo momento, estén donde estén”.

En este punto, instó a las partes en conflicto a “detener” los ataques contra infraestructura civil, incluidas viviendas, escuelas, hospitales e instalaciones médicas y lamentó que el pasado jueves tres niños y dos mujeres fallecieran mientras circulaban por una carretera principal a 16 kilómetros de Trípoli.

Asimismo, se refirió a la muerte, el 14 de octubre, de tres hermanas en un ataque a su casa, ubicada en el sur de la capital, y en el que una cuarta hermana y la madre resultaron “gravemente heridas”.

Un día antes, un niño de 13 años murió también en su domicilio y a principios de mes cinco niños resultaron heridos cuando su escuela en Janzour, a 18 kilómetros de la capital, fue afectada en otro ataque.

Todos estos atentados son, a su juicio, un “recordatorio” de que los niños en Libia “son los más afectados por una violencia que continúa en varias zonas de las áreas del oeste del país” y de que, en las últimas dos semanas, la violencia “se ha cobrado un alto precio con los niños de Trípoli”.