De esta manera, según las previsiones de Exceltur presentadas este jueves, en lo que queda del año continuará la progresiva desaceleración de la actividad turística en España, tendencia que ha llevado a que el turismo crezca menos que el conjunto de la economía, algo que ya ocurrió en 2018.

Pese a ello, los empresarios turísticos son moderadamente optimistas, ya que el 40,7% esperan aumentar sus ventas respecto a los niveles del verano de 2018, y el 45,3% anticipan una mejora de sus resultados.

Las mejores perspectivas son para aquellos destinos vacacionales más dependientes de la demanda española y las ciudades, mientras que son peores en las zonas del sol y playa más condicionadas por la demanda extranjera, tendencia que se inició en el año 2018.

En concreto, Barcelona, Madrid y Valencia, junto a los destinos del interior (las dos Castillas y Navarra), litoral catalán, Asturias y Galicia, en la costa, presentan las mejores perspectivas para el verano 2019, mientras Canarias y Baleares descuentan nuevas caídas generalizadas en sus ventas y resultados, al ser improbable que la demanda española pueda sustituir la caída de la extranjera.

Exceltur ha presentado también hoy los resultados del segundo trimestre, que se cerró con un crecimiento del 1,7%, seis décimas inferiores al del primer trimestre del año.

Este lobby turístico destaca que en el segundo trimestre el empleo turístico se incrementó un 3,7% en el número de afiliados a la Seguridad Social, lo que supone 76.195 empleos más que en junio de 2018.

En esos meses, los destinos de interior y las ciudades (donde destacan Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga y Bilbao junto a las ciudades históricas castellanas) fueron los grandes beneficiados, mientras cayeron las ventas y los resultados en los destinos vacacionales de la costa de mayor dependencia extranjera, con Canarias y Baleares a la cabeza.

De hecho, Exceltur concluye que se van consolidando dos escenarios divergentes entre las dos grandes Españas turísticas. La actividad de las ciudades e interior cuya evolución es al alza, con un repunte de la demanda extranjera de mayor gasto en destino y el de los destinos vacacionales de sol y playa, más dependientes de una demanda extranjera más paquetizada que acusan caídas graduales y cada día más estructurales desde el 2018.