Desde que se abrió la capilla ardiente, a las 20.30, políticos de distintas ideologías y generaciones se han congregado en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso. Allí estaba el féretro de Rubalcaba que había entrado de manera solemne cubierto con la bandera de España por la Puerta de los Leones portado por policías nacionales y guardias civiles.

Una vez colocado en la sala, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra; y el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, colocaron la bandera del PSOE junto a la de España. Una gran fotografía con el primer plano de un sonriente Rubalcaba y la leyenda "La paz y la libertad es nuestra forma de vida" lucía en la sala donde también se colocaron varias de las más de cincuenta coronas de flores que llegaron a la Cámara Baja.

Con la llegada de los Reyes comenzó la despedida del también exministro en la que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, estuvo todo momento junto al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Un afectado José Luis Rodríguez Zapatero, con su mujer Sonsóles Espinosa, también acudió a la despedida de su amigo y se mostró sorprendido por la cantidad de personas que querían darle el último adiós.

En los pasillos del Congreso hubo lágrimas, como las que no paraban de brotar de los ojos de la expresidenta de la Junta de Andalucía y líder del PSOE de esa comunidad, Susana Díaz. El presidente de Asturias, Javier Fernández, también evidenciaba el dolor que le genera la pérdida de Rubalcaba. Precisamente, Soraya Sáenz de Santamaría, que acudió junto con Fátima Báñez, nada más saludar a las autoridades, se dirigió hacia la esquina en la que estaban Elena Valenciano y Javier Fernández, dos de los socialistas más próximos a Rubalcaba, para mostrarles su apoyo.

Valenciano, afectada por la pérdida de su referente, fue la primera que, de modo discreto, colocó una rosa roja sobre el féretro de Rubalcaba en señal de agradecimiento y respeto. Rodolfo Ares, José Enrique Serrado, Pepe Blanco, Eduardo Madina, Óscar López o Antonio Hernando, o sus exjefes de Gabinetes Goyo Martínez y Manuel Blázquez, tenían el dolor reflejado en sus rostros y el cansancio de las horas de hospital de estos días.

En la sala se vieron escenas propias de estos momentos como intensos abrazos entre socialistas, o con la familia, y otras curiosas como una larga conversación entre Mariano Rajoy, que acudió con su mujer Viri, y Pedro Sánchez. O del propio presidente con los dirigentes de Ciudadanos José Manuel Villegas y Miguel Gutiérrez.

Sánchez, sentando en primera fila desde que se abriera la capilla al público general, no dejó de velar el cuerpo de Rubalcaba junto a Pastor y gran parte de su Gobierno y de la dirección socialista. Al otro lado, la viuda, Pilar Goya, arropada por el hermano del expresidente del Gobierno, familiares y amigos como Jaime Lissavetzky, agradecía de vez en cuando las muestras de cariño de los centenares de ciudadanos que se despedían del exvicepresidente.

Más de tres horas de cola aguardaron algunos para dar el último adiós a Rubalcaba, al que despedían a veces levantando el puño izquierdo, con una reverencia, o depositando una rosa roja.

Alrededor de las once y media de la noche las puertas del Congreso cerraron, pese a que inicialmente estaba previsto que lo hicieran a las diez. Mañana, abrirán a las 9.00 horas para que los ciudadanos que lo deseen despidan al exvicepresidente.