El objetivo de rentabilidad lo compartió hoy su consejero delegado, Jaime Guardiola, junto al responsable financiero del grupo, Tomás Varela, al detallar unas cuentas del primer trimestre donde el Sabadell recupera la normalidad previa a los altos saneamientos acometidos para vender grandes carteras de inmuebles y encarar la crisis de TSB. Ganó 258,3 millones de euros, un 0,4% menos, aunque por encima de las previsiones de los expertos.

El cálculo de la rentabilidad lo efectúa tras fijar por meta elevar su capital CET1 fully loaded desde el 11% de marzo al 11,6% a final de ejercicio, ofreciendo así visibilidad sobre el ratio que con más lupa mira un mercado que demanda el 12% a la banca.

Guardiola retrasó la consecución de ese umbral al año 2020 al sentirse el banco “confortable”. Para alcanzar el 11,6% cuentan con generar 30 puntos básicos con el beneficio recurrente y los 15 puntos que ya suma la venta a Intrum de Solvia Servicios Inmobiliarios.

Ambos ejecutivos enfriaron la venta de negocios o filiales como se esperaba para reforzar la solvencia, aunque sí sondean opciones para la gestora en el convencimiento de que se producirán movimientos y un proceso de concentración en la actividad de gestión de activos por la evolución del negocio y cambios regulatorios.

“No hay ninguna intención, ni plan de vender TSB”, zanjó también Guardiola, después de que el presidente del Sabadell, Josep Oliú, abriese esa opción hace unos meses en la convicción de que en el mercado británico se producirá un proceso de concentración donde su filial podría ser protagonista activo y anexionar entidades o pasivo e integrarse en otra.

El Sabadell aspira a que TSB aporte en el futuro el 20% del beneficio. Este trimestre ha vuelto a ganar dinero después de las millonarias pérdidas incurridas en los trimestre previos por la crisis en la migración de su plataforma, pero según Guardiola aún tendrá una aportación “neutra” en términos de ganancia durante el ejercicio 2019.

“Ha costado mucho dinero pero ya estamos pudiendo percibir las ventajas de tener esa plataforma y nuestro foco es poner a TSB en unos niveles de rentabilidad (…) Nos parece que tenemos un futuro muy prometedor en Reino Unido”, indicó.

La entidad ha “estabilizado” su actividad comercial en el primer trimestre y la próxima semana incorporará a su nueva consejera delegada, Debbie Crosbie, que fijará la hoja de ruta. Con independencia de esa formulación, Guardiola adelantó que buscará mejorar la rentabilidad en tres palanca: ganar cuota de mercado porque en la actual no coincide su saldo de negocio con la capacidad de producir nuevas operaciones; reintroducir un negocio con empresas donde el Sabadell es experto y TSB abandonó cuando fue comprado por Lloyd’s y conseguir que sea más eficiente.

No quiso elucubrar sobre eventuales ajustes de red o plantilla en la filial, e indicó que TSB ahorrará dinero simplemente con el uso de la plataforma creada ad hoc, ya que elimina costes de proveedores y ayudará a las ventas porque agiliza procesos y permite una transacción más digital.

En el primer trimestre TSB aportó 7,3 millones a los 258,3 millones de beneficio atribuido del grupo, después de haber aumentado un 38,2% la producción de hipotecas, que es su negocio troncal, o en un 76,8% en aperturas de nuevas cuentas, y ha dejado atrás el problema causado con la migración con el cien por cien de las reclamaciones de clientes atendidas.

Guardiola, quien esquivó preguntas sobre las elecciones del domingo con un “yo ya he empezado la jornada de reflexión”, sí entró de lleno contra las denuncias de Unidas Podemos acerca de que la banca no paga impuestos. “La banca paga muchos impuestos”, siendo el segundo sector que más lo hace, defendió.

“Sé que se vende la banca como objeto de vudú, pero la realidad es más sabia”, dijo, antes de enumerar que abona “un tipo de sociedades aumentado”, tasas por depósitos, para financiar el fondo de resolución y, a diferencia de otros sectores, no repercute el IVA.

Como ayer hicieran el presidente de la AEB, José María Roldán, y la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, añadió que “gracias a que había bancos sólidos y potentes” 20.000 millones de los 60.000 millones que ha costado la crisis los sufragó la banca y redujo a 40.000 millones la factura para el Erario.