El jefe de los guardias civiles encargados de los registros ordenados por el juez de instrucción número 13 de Barcelona en Economía relató la propuesta que le hizo Jordi Sànchez para organizar la salida de la comitiva judicial: "Sànchez me dice que el pasillo (de 200 metros) lo harán voluntarios de la ANC y que los mossos nos acompañarán y que iría primero la secretaria judicial y luego agentes de paisano confundidos con los funcionarios, y teníamos que salir con las evidencias”.

Es en ese momento, "cuando comentando esta propuesta con una agente de los Mossos que estaba allí nos dijo: '¿Estáis locos? Si salís con las cajas os matan'", lo que pone de relieve que “el elemento objetivo del riesgo lo tenían también las compañeras de Mossos", explicó el teniente.

Finalmente esa vía quedó descartada porque "el jefe de seguridad me dice que de ahí hay que salir con un pasillo hecho por mossos suficiente como para salir con los vehículos”. Finalmente, los mossos sacaron a la secretaria judicial por un teatro contiguo al edificio de Economía al filo de la media noche.

El resto de la comitiva judicial se quedó en el edificio y sobre las 3.00 de la mañana tuvieron que sujetar las puertas para que no las tiraran abajo. Esta afirmación desmiente lo declarado por Sànchez, que aseguró que en ningún momento se produjo un intento de asalto por parte de los manifestantes. El teniente explicó, sin embargo, que la puerta, de unos cinco metros, “maciza y de madera", corrió peligro de ceder porque la gente "la estaba echando abajo".

El testigo confirmó que mantuvo contactos con Sànchez a lo largo de la tarde y aseguró que "en ningún momento habló de desconvocar” a los manifestantes y permitir que pudieran entrar los detenidos del 20-S a presenciar los registros de sus despachos. Sólo desconvocaron la protesta “sobre las 11 de la noche". Confirmó, sin embargo, que en ningún momento informaron al presidente de ANC sobre la presencia de armas en los vehículos de la Guardia Civil aparcados frente al Departamento de Economía. Ese dato sí lo tenían en cambio los Mossos, que, según la versión del teniente, no actuaron.

Según la versión de este testigo, Sànchez les transmitió que su actitud era de colaboración, “pero no accedió a ninguna de nuestras peticiones", y volvió a defender que "no podíamos hacer que un detenido pasara por un cordón de voluntarios", porque no era seguro.

Finalmente, poco antes de medianoche, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart se subieron a uno de los vehículos de la Guardia Civil para pedir que se dispersara la concentración. El testigo explicó que ese no era el mejor lugar para desconvocar, dado que "la mayor cantidad de gente estaba en Gran Vía con Rambla de Catalunya".

El teniente explicó, como ya han hecho otros testigos que ya han declarado, que en ningún momento tuvieron la “osadía” de salir entre la masa y que pudieron comer unos bocadillos a eso de las 16.30 de la tarde gracias a que un mosso se “apiadó” de ellos y les llevó algo de comer.

En un momento de la jornada, se le comunicó al jefe de la comitiva judicial que el exvicepresidente Oriol Junqueras estaba en el edificio. “Bajo al hall y lo veo. Estaba acompañado de cuatro guardaespaldas y también ví a la señora Forcadell. Sé que se dirigieron a la gente pero no sé qué les dijeron (...) La señora Forcadell no entró en el edificio, al menos que a mí me conste. El señor Junqueras fue a su despacho, creo recordar que a la salida le saludé, no me comentó nada de lo que estaba pasando. También entraron dos diputadas de la CUP que se sentaron en el suelo, pero ante nuestra indiferencia se marcharon”, relató.

El teniente explicó que sobre las 22.00 horas estaban "en disposición" de salir de Economía. Preguntado por si es cierto que hubo "problemas informáticos" para finalizar el registro, el guardia civil explicó que el volcado de discos iba lento, pero que a esa hora había concluido. Su declaración contradice la del exmayor de los Mossos Josep Lluís Trapero, quien dijo que el cuerpo autonómico tenía preparado un cordón policial cuando los guardias le informaron de que había problemas informáticos y que los registros podrían alargarse hasta la noche.