Fuentes del colectivo de los empleados de las cárceles informaron a Servimedia de que este distanciamiento con sus sindicatos se ha generado después de que el pasado mes de septiembre el secretario de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, ofreciera un aumento salarial de 365 euros lineales que fue desautorizado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Tras la negativa del ministro a ejecutar ahora esta subida, los sindicatos han convocado seis jornadas de huelga en los centros penitenciaros para los días 24 y 26 de octubre y 6, 8, 13 y 15 de noviembre.

El descontento de parte de una parte importante de los trabajadores penitenciarios con su representación sindical ha ido aumentando, de manera que los pequeños “corrillos” que se crearon informalmente al concluir cada jornada laboral ha desembocado en “asambleas asindicales”, que se han convocado durante esta semana en todos los Centros Penitenciarios del territorio nacional.

De los grupos de WhatsApp se ha pasado a “convocatorias extraordinarias”, así denominadas en los folletos distribuidos en los centros penitenciarios a los que ha tenido acceso Servimedia.

"DESAFILIACIÓN MASIVA"

En estas asambleas, los trabajadores han votado a mano alzada mejoras laborales como la reposición de más de 3.000 vacantes, formación en el Centro de Estudios Penitenciarios y homologación para garantizar el acceso al grupo B. También se han mostrado partidarios de demandar unconcurso anual, incremento de niveles y una subida de 561 euros para los próximos tres años con garantía de su cumplimiento mediante real decreto.

Entre los trabajadores más críticos con la gestión de los sindicatos en estas negociaciones están los enfermeros de prisiones, quienes demandan que se les reconozca el Complemento Específico de Interior, es decir, “peligrosidad por estar en contacto con presos”, ya que ahora "cobran el mismo complemento que si estuvieran en oficinas”.

Todas esas propuestas se van a trasladar a los sindicatos y, "si las plantean en la negociación, se irá a la huelga y se apoyará", mientras que si no se lleva “se prevé una desafiliación masiva”. “Los trabajadores no se sienten representados por los sindicatos y como no escuchen sus peticiones se van a borrar de los sindicatos”, afirman.

Algunos funcionarios temen que estas diferencias de criterio provoquen "conflictos serios" los días de huelga.