Según informaron este viernes ambos cuerpos policiales, la droga fue localizada en el puerto pesquero de la Atunara cuando era descargada por un grupo de individuos, que se dieron a la fuga y no pudieron ser detenidos.

La intervención se realizó en la mañana del 5 de octubre cuando la Guardia Civil y la Policía Nacional se percataron de la presencia en el interior del puerto pesquero de la Atunara de una embarcación de similares características a las usadas por las organizaciones criminales de narcotraficantes.

Junto a la embarcación se encontraba un nutrido grupo de individuos, los cuales realizaban el transporte de la sustancia estupefaciente desde la mencionada lancha hasta dos vehículos todoterreno.

MECANISMO NOVEDOSO

Percatados de la presencia policial, dichos vehículos emprendieron la huida por el barrio del Zabal, tomando direcciones diferentes. La coordinación entre la Policía y la Guardia Civil permitió observar cómo uno de los vehículos se introducía en una vivienda tipo chalet de dicha zona.

Tras asegurar el entorno, se procedió a la entrada por parte de los efectivos policiales, hallando en su interior dos vehículos todoterreno sustraídos, un arma de fuego corta y 900 kilos de hachís.

A la misma hora se recibía una llamada anónima en la Sala Operativa del 091 informando de la presencia de un vehículo todoterreno que había colisionado contra un muro en uno de los carriles del Zabal. Personados de manera inmediata, indicativos policiales localizaron en su interior 700 kilogramos de hachís.

Una vez en el interior de la vivienda, los agentes pudieron observar un novedoso mecanismo situado en el interior del garaje de la misma, el cual consistía en la colocación de una pared móvil corredera, que permitía ocultar tanto vehículos, como sustancia estupefaciente, dando una apariencia totalmente distinta de la realidad de la misma.

Igualmente, se localizó un zulo hidráulico en el interior del cuarto de baño de la vivienda, contando con un motor que facilitaba la ascensión del plato de ducha, hallándose un cubículo de aproximadamente 30 metros cuadrado en los bajos de la vivienda, el cual era empleado para la guarda de sustancia estupefaciente, encontrándose en este caso vacío.