El ataque a un autobús en Sa'ada mató ayer a decenas de niños, según las informaciones procedentes del país. Desde que en 2015 estallase la guerra civil yemení, casi 2.400 niños han sido asesinados y más de 3.600 han resultado heridos en este país asiático, según datos de Unicef, que denuncia que los ataques contra hospitales, escuelas e infraestructuras básicas son "habituales".

Unos 11 millones de niños precisan de asistencia humanitaria, según la agencia de la ONU, que cita "el conflicto incesante, los ataques reiterados y las restricciones de acceso debido a la inseguridad y la violencia" como los obstáculos principales que les impiden prestar ayuda a todos los niños que lo necesitan.

Como ejemplo, una instalación de agua y un centro de saneamiento apoyados por Unicef en la ciudad yemení de Hodeida fueron atacados y gravemente dañados en las últimas semanas, poniendo en riesgo la salud y el bienestar de cientos de miles de personas, máxime cuando la instalación de agua proporcionaba agua potable a las familias y el centro de saneamiento luchaba por prevenir otro brote de cólera.