Así lo aseguran 10 investigadores de universidades de Dinamarca, Lituania y Suecia en un estudio publicado en la revista ‘Journal of Avian Biology’. Es la primera vez que un equipo de científicos detecta que aves pequeñas vuelan tan alto desde Suecia hacia África, algo que se había documentado otras veces en aves migratorias más grandes.

"Sólo seguimos a dos individuos de dos especies. Pero el hecho de que ambos volaran tan alto me sorprende. Es fascinante y plantea nuevas preguntas sobre la fisiología de las aves. ¿Cómo lidian con la presión del aire, los golpes de viento y las bajas temperaturas a esas alturas”, se pregunta Sissel Sjöberg, bióloga de la Universidad de Lund (Suecia) y el Museo Zoológico de Copenhague (Dinamarca).

El objetivo del estudio fue investigar si con aves pequeñas se podía medir la aceleración, la presión barométrica (presión de aire) y la temperatura durante todo el vuelo utilizando un pequeño registrador de datos conectado al pájaro.

Ese aparato se colocó en dos individuos de especies diferentes: el carricero tordal (‘Acrocephalus arundinaceus’) y el alcaudón dorsirrojo (‘Lanius collurio’). Los resultados indican que los de la primera especie volaban ocasionalmente a 3.950 de altura y los de la segunda, a unos 3.650 metros.

Ambos individuos volaron por encima del nivel del mar Mediterráneo y del Sáhara, pero el alcaudón alcanzó altitudes de vuelo más altas cerca de sus tierras de invierno en el sur de África.

Sjöberg cree que es probable que otras aves pequeñas vuelen tan alto, tal vez incluso más, pero aún no hay evidencia de ello. "En este estudio sólo trabajamos con datos recolectados durante el otoño, cuando las aves pequeñas migran a África. Hay otros estudios que indican que las aves vuelan aún más cuando migran en la primavera, pero no lo podemos decir con certeza", concluye.