El cuerpo detuvo al supuesto responsable del criadero por “delitos de maltrato animal, intrusismo profesional, usurpación y falsificación de documentos” dentro de la denominada Operación Émbolo.

La Guardia Civil denunció que el hombre de 59 años falsificaba las cartillas sanitarias y el sello y la firma de una veterinaria, algo que se demostró a través de la realización de un estudio grafológico.

Además, los perros se encontraban “en un estado higiénico y sanitario lamentable”, según la propia Guardia Civil, y el responsable acababa vendiéndolos a tiendas de animales de grandes centros comerciales de Barcelona de forma fraudulenta.

Los perros, de las razas yorkshire, pomerania, chihuahua y bichón maltés, “carecían de cualquier control veterinario” y la mayoría no estaban identificados con chip. A pesar de ello, la Guardia Civil intervino unas 500 dosis de medicamentos y vacunas, entre otros objetos, que el responsable usaba para el tratamiento de los canes.

La Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana comunicó que han identificado a todos los animales, los han puesto bajo control y supervisión veterinaria y los han reubicado en un centro debidamente autorizado, no como en el que estaban, donde se operaba sin los debidos permisos administrativos.