Al defender la iniciativa, el portavoz de ERC, Joan Tardà, recordó que en 2005 el PP y el PSOE acordaron garantizar la igualdad de sexos en el acceso a esos títulos y con ellos perpetuarlos, de lo que deduce que no son "tan simbólicos" ni "tan marginales" como quieren hacer ver. "Contienen un legado histórico no democrático que al asumirse se convierte en un parapeto a la modernidad", alertó.

Tardà los señaló como una "anomalía" más, junto a la corrupción "sistémica", el deterioro de los derechos civiles, la "represión ante las demandas democráticas en Cataluña" o la existencia de "presos políticos".

Se preguntó si acaso títulos como los de la Casa de Alba no son la "expresión de la dominación, de la explotación del campesinado andaluz" y recordó que Alfonso XIII concedió honores nobiliarios al dictador Primo de Rivera y el "genocida" Francisco Franco los concedió a delincuentes y a personas a las que se podía imputar crímenes de guerra, como los generales Moscardó y Yagüe, el ideólogo Onésimo Redondo o José Antonio Primo de Rivera. Juan Carlos I, remachó, los ha concedido "a sus amigos empresarios" y a la familia Franco.

Tardà se dirigió a los bancos del PSOE para preguntar a sus diputados si no se les retuercen las tripas cuando se trata de retirar el título nobiliario a un golpista responsable del asesinato de miles de republicanos, muchos de ellos socialistas. "Nos debemos a aquellos republicamos injustamente olvidados en la transición, y a aquellos que vendrán", alertó.

En nombre de Unidos Podemos, Marcelo Expósito coincidió en reconocer la importancia de vincular esta propuesta con otros momentos históricos caracterizados por los avances en la igualdad de derechos, y avanzó el voto a favor por entender que no hay motivo para mantener "un residuo medievalista" en un Estado democrático avanzado. Contando una historia personal vinculada a su apellido "plebeyo", Expósito subrayó que el mero reconocimiento de unos apellidos frente a otros es una forma de privilegio "con la que tenemos que acabar".

Jordi Xuclà recogió en nombre del PDeCat el guante de ERC pero, en vez de citar a Tarradellas apeló a Adam Smith para reivindicar la edad moderna y gobiernos que no ennoblecen a los ciudadanos sino que apuestan por los valores liberales.

CONSEJO DE NOBLES EN BÉLGICA

José Muñoz, del PSOE, acusó a ERC de "confundir" términos porque el Tribunal Constitucional ya sentenció que ostentar un título nobiliario no comporta ninguna condición de privilegio. "No tiene ningún sentido" la iniciativa, aseguró, pidiendo a ERC que no dé al asunto una importancia que "no tiene". Nadie dice que Inglaterra no sea una democracia por tener una Cámara de lores, apuntó, y Bélgica, "país al que aprecian ustedes mucho", tiene un Consejo de la Nobleza que depende de su Ministerio de Asuntos Exteriores.

Desde Foro Asturias, Isisdro Martínez Oblanca mostró su “total desacuerdo” con la iniciativa porque no hay ninguna “anomalía” ya que los títulos nobiliarios no conceden “ningún privilegio” sino simplemente una “distinción meramente honorífica”. No obstante, aprovechó para recordar a Tardá que uno de los cofundadores de ERC, Josep Tarradellas, recibió en 1986 el Marquesado de Tarradellas de manos del rey Juan Carlos "por su participación activa en la transición".

Marta Rivera, de Ciudadanos, aseguró que los títulos nibiliarios son solo "una expresión de nuestra historia", con la que ERC quiere romper vínculos. Preguntó por ello a los independentistas "en qué mundo viven", porque “van de modernos” y pero no hay “nada más anacrónico que las batallitas genéticas” a las que apelan.

Ángeles Esteller, del PP, acusó a ERC de querer únicamente "deslegitimar" las instituciones y "destruir" lo que representa España, donde no hay privilegios sino igualdad ante la ley. Recordó, además, que algunos de esos títulos los ostentan personas como el investigador Valentín Fuster o el entrenador Vicente del Bosque. "Lo que les molesta" de esos títulos, dijo, es que representan la trayectoria de España y la historia común de sus ciudadanos.

ERC defiende en su iniciativa que los títulos nobiliarios "nace de privilegios establecidos en la Edad Media y que han sido legitimados, perpetuados y ampliados por sucesivas legislaciones a lo largo de la historia". "En la práctica, dicha distinción suponía la legalización de un sistema feudal, clasista, en que por razones de nacimiento, unas clases poderosas y ociosas (nobleza) vivían con lujos a costa de unas clases trabajadoras, explotadas y sumisas (plebeyos), que sobrevivían sin más derechos, libertades ni recursos que aquellos que la graciosa voluntad de los señores les permitían", subraya.

Denuncia que la llegada de la democracia no supuso la derogación de la legislación franquista en este ámbito y, muy al contrario, han sido de nuevo legitimados y se han creado nuevos títulos nobiliarios y sucesorios, con el consentimiento del Tribunal Constitucional al amparo de la legislación franquista vigente. Considera por ello que el Estado democráticao actual debe entroncar con la herencia de los procesos de democratización de los siglos XIX y XX y suprimir el reconocimiento de las distinciones clasistas de la nobleza por parte del Estado.