En un comunicado, Regueiro consideró que es necesaria una normativa clara que sirva para informar y concienciar a la población sobre los riesgos del gas radón, a la vez que se obligue a tomar medidas para erradicarlo.

Regueiro agregó que la normativa que establece la directiva debería incluirse en el Código Técnico de la Edificación. A su juicio, es “obligación” de instituciones como el Consejo de Seguridad Nuclear facilitar todos los datos a nivel local y proporcionar a los ayuntamientos los mapas de emisiones de radón de los suelos edificables.

Este gas tiene un periodo de desintegración de 3,8 horas, prosiguió, por lo que “el problema son los sitios cerrados, donde se produce una acumulación que podría resultar dañina para la salud”.

Según la OMS, el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco, y a partir de los 100 becquerelios por metro cúbico deberían adoptarse medidas preventivas. Se acumula en sótanos y bajos de las casas, por lo que es necesario “ventilar bien, abrir ventanas o aislar el suelo o sellar la casa”, afirmó Regueiro. En ocasiones se introducen equipos de ventilación que de forma continuada extraen el aire procedente del suelo y lo expulsan.

Por último, aunque el radón supone un riesgo serio para la salud, sostuvo que no hay que alarmar a la población, aunque sí es importante informar acerca de los riesgos.