El estudio fue dirigido por investigadores del Laboratorio Archéorient (de la Universidad Lumière y el Centro Nacional para la Investigación Científica, de Francia) y la Dirección Generarl de Antigüedade y Museos de Siria, y está publicado en la revista ‘Paléorient’.

La región explorada por la misión franco-siria se encuentra al este de Hama y se extiende a lo largo de unos 7.000 kilómetros cuadrados. Situada en el umbral de las regiones sedentarias densamente pobladas de la Media Luna Fértil al oeste y las áridas estepas nómadas al este, no ha sido explotada por los habitantes de la región.

La misión geoarqueológica ha descubierto sitios particularmente bien conservados, incluida una red de vigilancia fortificada sobre el territorio que data de entre los años 2000 y 1550 a.C. Es la primera vez que se descubre un sistema fortificado tan extenso en ese territorio.

Esa estructura, excepcional en su extensión y diseñada para proteger las áreas urbanas y sus tierras interiores, se compone de pequeñas fortalezas, torres y recintos que se extienden a lo largo de la cordillera montañosa que domina las estepas del centro de Siria.

El trabajo de los investigadores sugiere que las fortalezas fueron hechas con grandes bloques sobre basalto no esculpido y con paredes formadas de varios metros de ancho y de alto. Además, cada sitio fortificado se colocó de tal manera que sus moradores pudieran comunicarse visualmente con otros con señales de luz o de humo con el fin de informar rápidamente a los principales centros de poder. El propósito de esa red regional habría sido defender el territorio, vigilar los corredores de transporte y, sobre todo, proteger las tierras más atractivas.