La fiscal se ha ratificado en su petición de un año de cárcel y multa de 100.000 pesetas. Por su parte, la defensa ha solicitado la libre absolución por entender que su patrocinada sufre un trastorno de personalidad que la convierte en víctima de la sociedad. A pesar de la incomparecencia de la acusada, que se encuentra ilocalizable en Madrid, la jueza ha estimado que la vista debía clebrarse.

Los hechos juzgadoss se remontan al 1 de noviembre de 1991. José Luis Mohino, único testigo, paseaba con su perra en las inmediaciones de la Mutua en busca de una parcela cuando el suave llanto de un niño llamó su atención. Depositado encima de unas cañas, con poca ropa y junto a una acequia, se encontraba el bebé.

El pequeño, al que las enfermeras del Hospital Materno-Infantil llamaron Mario, ha sido adoptado por una familia. Su madre, María Pilar de Castro, ha sido acusada de abandono

La abogada de María Pilar, María José Gómez Guerrero, ha señalado que su patrocinada fue víctima de las circunstancias, "hizo lo que hizo viéndose obligada por las circunstancias, falta de recursos económicos, falta de un lugar donde vivir, fue deambulando con su hijo muchísimo tiempo, lo atendió siempre que pudo hasta que no pudo más. Ni las instituciones ni su familia fueron capaz de atenderla. Se encontró sola y en un momento de deseperación y agotamiento físico se vio obligada a dejar a su hijo pra que otra persona se hiciera cargo de él".

La letrada ha considerado además que la petición de pena de la fiscal, un año de cárcel, es excesivo, "porque esta señora es inocente, una persona sin ningún problema psicológico no hace estas cosas".