Aclamado e interrumpido en numerosas ocasiones por el millón de personas que aborrotaron la plaza, los Jardines del Descubrimiento y todas las calles de los alrededores, el papa ofició la ceremonia de canonización de cinco santos españoles y después la misa, en un acto que se prolongó durante más de dos horas y media.

Juan Pablo II agradeció a las autoridadesespañolas la acogida que le han dado, a los organizadores de la visita por su trabajo bien hecho y, sobre todo, a los miles de españoles que vinieron desde todos los puntos de España para participar en los actos religiosos de su visita.

"La Plaza de Colón se ha convertido hoy en un gran templo, donde hemos orado con devoción y cantado con entusiasmo", dijo el Sumo Pontífice antes de despedirse de España, a quien pidió, como ya hiciera ayer, que recuerde sus raíces cristianas de cara a la futura constrcción europea.

El Santo Padre recordó que "España ha sabido ofrecer a América su evangelización y después a otras partes del mundo" y pidió que ahora, como "constructores de Europa y solidarios con el resto del mundo, no olvidéis la labor de evangelización en el futuro, como ya se hizo en el pasado".

Despés de afirmar que "se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo", el Papa resaltó que "los jóvenes son la gran esperanza del futuro de España y de la Europa cristiana. el futuro les perenece,

Tras acabar su intervención bendiciendo a los allí congregados, que no paraban de vitorear al Papa y de corear lemas como "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo", los Reyes, el presidente del Gobierno y otras autoridades pasaron a saludarle, mientras se oía el son de la "Salve rociera".

A continuación, el Santo Padre abandonaba el inmenso altar instalado en plena Plaza de Colón subido en su peana móvil. Antes de iniciar su recorrido de regreso en el "papa-móvil" hacia la Nunciatura, el Paa tenía prevista una entrevista con el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en un lugar reservado en la propia plaza madrileña.