El Pontífice también tuvo palabras de advertencia para los devotos rocieros, a quienes dijo que deben "purificar" su religiosidad y no reducirla a una mera "expresión folclórica o costumbrista", porque sería traicionar la verdadera esencia.

Hoy el Papa ha protagonizado la jornada más dura de su programa en España, no sólo por lasnumerosas localidades que ha recorrido (Huelva, Moguer, Palos, La Rábida y el Rocío) trasladándose en helicóptero, sino porque ha tenido que soportar temperaturas superiores a los 30 grados.

El día comenzó en Huelva, donde ofició una misa en la Avenida de Andalucía a la que asistieron unas 70.000 personas y en cuya homilía volvió a insistir en el consumismo desenfrenado que preside nuestra cultura o "pseudocultura", debido al "alejamiento de Dios" y a la ausencia de valores morales.

Pero su preocpación también se sitúa en el deterioro que ha sufrido la familia, "como lo demuestra el incremento de las separaciones y divorcios y la exclusión de la natalidad, incluso recurriendo al abominable crimen del aborto", indicó.

Esta situación, añadió, repercute "de forma gravísima en los jóvenes, que son hoy objeto de una sutil manipulación, y no pocos víctimas de la droga, el alcohol, la pornografía".

Tras un breve almuerzo, el Papa se dirigió a Moguer, otro de los lugares colombinos, situado a 20kilómetros de Huelva, donde visitó la iglesia parroquial.

La siguiente parada fue en Palos de Moguer, localidad que se encuentra a 5 kilómetros el santuario de la Rábida, donde se cuenta que Cristóbal Colón rezó delante de la imagen de la Virgen de los Milagros antes de partir hacia América. Allí, Juan Pablo II ofició la coronación de esta imagen.

Sin embargo, el acto más emotivo fue el protagonizado en el santuario de El Rocío, en el que se congregaron cerca de 25.000 personas y en el que el Pap, después de orar frente a la Blanca Paloma, pronunció un discurso alertando a los romeros, a quienes dijo que su devoción "necesita ser esclarecida y alimentada continuamente con la escucha y meditación de la Palabra de Dios", y no reducirla a una mera expresión folclórica o costumbrista.