En el I Congreso Internacional Oasis y Turismo Sostenible, que será inaugurado por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, se analizarán las estrategias de conservación de los palmerales mediterráneos y se expondrán líneas de trabajo para potenciar el uso turístico y cultural de los oasis como generadores de riqueza sostenible y motor de desarrollo de los pueblos, tanto en la Europa Mediterránea como en el Norte de África y Latinoamérica, según informó la AECI.

La gestión de los recursos hídricos, la conservación del patrimonio cultural y medioambiental y la cooperación internacional son los ejes de las jornadas, que se celebrarán en el Centro de Congresos Ciutat d'Elx.

El simposio internacional, que está promovido por la Unesco, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y el Ayuntamiento de Elche-, reunirá a expertos de una docena de países.

Entre ellos, Eugenio Yunis, jefe de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial del Turismo; Stefanos Fotou, coordinador del programa de la ONU para Medio Ambiente o el ministro de Medio Ambiente de Argelia, Chérif Rahmani, portavoz del Año Internacional Contra la Desertización.

Entre los asistentes al encuentro destaca la presencia del ministro de Trabajo de la R. D. del Congo, Nkolo Balamage, representantes institucionales y de ONG de Camerún, Etiopía, Ghana, Marruecos, Egipto, Túnez, Argelia, Nepal, Nigeria, Togo, Gambia, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, México y Bélgica.

Además, ya se han inscrito un centenar de estudiantes de universidades europeas, que participarán en un Foro Internacional de Estudiantes el 14 de diciembre.

Elche ha sido elegida como sede del I Congreso Internacional Oasis y Turismo Sostenible, cuando celebra el sexto aniversario de la declaración del Palmeral ilicitano como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La ciudad, con casi un cuarto de millón de habitantes, cuenta con el más destacado oasis de herencia andalusí que se conserva en la Europa Meriodional.

El Palmeral está integrado en el casco urbano, con cerca de un millón de ejemplares, conformando un paisaje vinculado al sistema de riego heredado del mundo árabe y que los españoles exportaron a las tierras de América.