“Corremos el riesgo de resignarnos o ceder al pesimismo”, aseguró. “No nos lo debemos permitir. Propongo una mirada pausada, positiva y global”, para valorar el momento actual, ya que “forma parte de la condición humana no apreciar o no querer apreciar lo que tenemos en la sociedad de la que formamos parte”.

En realidad, añadió, “el nivel de vida, cohesión social y bienestar en Euskadi, basado en la generación de riqueza y su redistribución, posibilita oportunidades para desarrollar un proyecto de vida, profesional o de familia". "La sociedad vasca se encuentra entre las más cohesionadas y solidarias de nuestro entorno. Es un logro compartido, trabajado a lo largo de las últimas décadas”, indicó.

El proyecto de futuro del lehendakari incluye cinco áreas: empleo de calidad, transición ecológica, innovación, apuesta por la juventud y salud. Precisamente en éste último punto, Urkullu recordó que la pandemia ha puesto en el centro la atención sanitaria y que todo el mundo “se ha tensionado” porque “nadie estaba preparado para ello”.

Aún con problemas, añadió, “nuestra determinación es seguir mejorando un sistema de salud del que nos hemos sentido siempre orgullosos” para lo que “no vamos a escatimar esfuerzos”. Anunció que “seguiremos reforzando la plantilla profesional de Osakidetza”, priorizando “la mejora de la Atención Primaria” porque “la salud es nuestro bien más preciado y un objetivo que une a toda la sociedad”.

Urkullu reconoció que hay "espacios de mejora” y que “no siempre acertamos”, por lo que se comprometió a “tejer acuerdos que den respuesta a las demandas y necesidades de la sociedad, atendiendo especialmente a quien más lo necesita”.