UNICEF EXIGE A LOS GOBIERNOS QUE PROTEJAN A LOS TRABAJADORES HUMANITARIOS
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El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha solicitado un cambio radical en las medidas que la comunidad internacional oma para proteger a los trabajadores que prestan asistencia humanitaria.
La petición tiene lugar tras los asesinatos en Burundi del representante de Unicef, el chileno Luis Zuñiga, y de una empleada del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Saskia von Meijenfeldt, de Holanda. Los hechos se produjeron el pasado día 12 en el campo de refugiados de Muziye, en el sudeste del país y próximo a la frontera con Tanzania, cuando el equipo de Naciones Unidas realizaba una visita de rutina para valorar la situacin de los desplazados.
"Lo que ocurrió en Burundi fue pura y simplemente un asesinato premeditado y a sangre fría de unos trabajadores humanitarios", afirmó Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef. "No podemos ni debemos contemplar estos asesinatos como un incidente aislado. Forman parte de una tendencia contemporánea y cada vez más generalizada, según la cual se identifica y considera a los trabajadores humanitarios como un objetivo a batir; una tendencia que el mundo simplemente no puede seguir olerando".
A juicio de Bellamy, "cada uno de los estados debe comprender claramente que el creciente número de asesinatos constituye una crisis que exige la adopción de medidas urgentes, más allá de emitir excusas y ofrecer cortésmente el pésame".
La directora ejecutiva de Unicef recordó que las organizaciones humanitarias y sus empleados que trabajan sobre el terreno dependen para su protección física de la adhesión universal a las convenciones humanitarias y a la ley internacional.
"En un undo en el que se multiplica la cifra de grupos paramilitares que no respetan el derecho a la vida, y mucho menos los principios humanitarios, los gobiernos deben exigir este respeto mediante la aplicación estricta de la ley. La comunidad internacional y cada uno de los estados que la conforman no deben permitir que se asesine impunemente a los trabajadores humanitarios", dijo Bellamy.
En su opinión, es necesario tomar decisiones firmes sobre el desarme de las milicias y otros grupos armados en todo e mundo. Tras afirmar que abandonar los lugares que resultan peligrosos debe ser el último recurso para los organismos de Naciones Unidas, porque es precisamente en estas situaciones donde las poblaciones civiles se encuentran en mayor peligro, Carol Bellamy afirmó que en zonas como Timor Oriental y Occidental, Colombia y numerosos países de Africa la población necesita urgentemente asistencia humanitaria.
"Docenas de organismos y miles de individuos valientes están dispuestos a permanecer allí para ofecer esta asistencia", comentó Bellamy. "Ahora exhortamos a la comunidad internacional -y en particular a los gobiernos- a que sumen sus ideas y su voluntad colectiva para que hagan retroceder la ola de violencia que está destruyendo la verdadera idea de la ayuda humanitaria".
"Está claro que los gobiernos en cuya representación actúan los organismos de las Naciones Unidas deben asumir la responsabilidad total para garantizar esta seguridad. Si evaden esta responsabilidad, estarán abandonando a hombre, mujeres y niños indefensos y exponiéndolos a la brutalidad irracional de matones armados y de terroristas", concluyó.
(SERVIMEDIA)
14 Oct 1999
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