Al respecto, el director de Operaciones de Emergencia de Unicef, Manuel Fontaine, señaló que la sequía no sólo significa falta de agua, sino que muchos niños pasen hambre y sed todos los días. También implica que se vean obligados a caminar kilómetros para buscar comida y agua, además de beber de fuentes de agua contaminada, lo que provoca desnutrición y otras enfermedades mortales prevenibles como la diarrea.

La entidad incidió en que las tasas de desnutrición están aumentando a “un ritmo alarmante” debido a la sequía. En las cuatro regiones afectadas se estima que 600.000 niños requerirán tratamiento por desnutrición aguda severa para final de año.

Un ejemplo de ello es que en la región somalí ha habido un aumento del 43% en los ingresos por desnutrición aguda grave de niños menores de 5 años en mayo de este año en comparación con el mismo mes del año pasado.

Fontaine indicó que esta crisis inducida por el clima es una crisis de desnutrición para los niños, pero “no sólo en Etiopía sino en toda África” y añadió que Unicef y sus aliados están trabajando en la zona para brindar “apoyo nutricional vital” para los niños con desnutrición severa.

Asimismo, agradeció la contribución de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) que ha dado 195 millones de euros a la ONG para ampliar su respuesta nutricional en todo el mundo.

Por otro lado, Unicef alertó de que la guerra de Ucrania también “empujará” a más de un familiar en África al límite y “exacerbará” la inseguridad alimentaria con el aumento de los precios del combustible y la reducción de la disponibilidad de importaciones de trigo, ya que Etiopía importa el 67% de su trigo de Rusia y del país ucraniano.