Así lo demandó el presidente de la red, Luciano Poyato, en un comunicado emitido coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el marco del cual UNAD realizó una investigación, junto a la Universidad de Salamanca, para analizar las normativas estatales y autonómicas en estas materias.

Una de las principales conclusiones que alcanzaron es que existen instrumentos “muy específicos” para abordar esta problemática de una manera "integral", por lo que desde la red instaron a poner en marcha programas de detección precoz “efectivos y eficaces a nivel estatal, y en todas las comunidades autónomas”, así como “diferentes instrumentos y guías para que se pueda abordar de la mejor manera posible”.

Con este objetivo, UNAD ha creado el Observatorio de Violencia de Género y Adicciones para facilitar herramientas y recursos a los profesionales y que, teniendo en cuenta las necesidades “reales” de las personas que viven con estas situaciones, así como de los profesionales y las propias entidades que las atienden, sea posible desarrollar protocolos y guías que “permitan abordar estas cuestiones de manera conjunta”, según la red.

MAYOR VICTIMIZACIÓN

A este respecto, su presidente recordó que los pocos estudios existentes en este ámbito calculan que más del 60% de las mujeres drogodependientes han sufrido violencia sexual por parte de los hombres durante su período de consumo, así como abusos sexuales durante su infancia y adolescencia, porcentaje que a nivel internacional aumenta hasta el 74% de las mujeres en tratamiento por abuso de sustancias.

En este sentido, la vicepresidenta de UNAD, Felisa Pérez, subrayó que la violencia contra las mujeres “se ceba” de una manera “muy significativa” sobre aquellas con adicciones, siendo su frecuencia de victimización "muy superior" a la de otros segmentos sociales, por lo que instó a actuar “cuanto antes” para poner soluciones a esta situación.

En paralelo, incidió en que las adicciones y la violencia de género deben trabajarse conjuntamente y no de manera parcelada y señaló que la violencia de género que sufren las mujeres con adicciones “debe ser entendida como aquella violencia estructural ejercida sobre las mujeres por el mero hecho de serlo y fruto de las relaciones desiguales de poder históricamente construidas entre hombres y mujeres”. “No como una consecuencia de sus consumos problemáticos, aunque esta situación las haga más vulnerables”, sentenció.