Cánava Electrónica, que participa en los principales programas europeos de Defensa, fabricaría las unidades de control que en la actualidad Suzuki importan de Japón y de los que se encargaría una de sus empresas auxiliares, Cánava Automoción.

El proyecto de viabilidad acordado entre Cánava y Santana contempla la jublación anticipada de 300 trabajadores y la reducción de los costes de personal y, según explicó a Servimedia Jesús Hermoso, director de Cánava Electrónica, la empresa auxiliar absorvería entre 100 y 200 trabajadores, que supondría un ahorro de unos 1.000 millones de pesetas en los costes de producción.

Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, anunció a los 2800 trabajadores de Santana, tras una entrevista con los responsables de Suzuki, que esta empresa japonesa tiene intenión de mantener la fábrica de Linares e, incluso, realizar inversiones para potenciar la presencia de esta firma en nuestro país.

A LA SOMBRA DE SUZUKI

El desarrollo del proyecto de Cánava correría a cargo, en principio, de la multinacional japonesa, accionaria mayoritaria de Santana.

Suzuki España fabrica en Linares sus modelos Vitara y Samurai, dos pequeños todo terrenos con importantes ventas en Europa. Al ser fabricados en España, ambos vehículos de tecnología japonesa no sufren restriccions a la importación que sufren los productos de Japón.

Fuentes de la dirección de la empresa confirmaron a esta agencia que la nacionalización de las piezas del modelo "Samurai" podría efectuarse a mediados de año, mientras que las unidades de control del "Vitara" podrían fabricarse en Linares a mediados de 1994.

Actualmente, la dirección y el comité de empresa de Santana negocian un plan de futuro para la factoría de Jaén , que el año pasado perdió cerca de 6.000 millones de pesestas. El plan de uturo diseñado por los responsables de Santana fue asumida por los japoneses de Suzuki, una vez que obtunieron la mayoría del accionariado.

El director general de Santana llegó a asegurar que el 31 de marzo cerraría la factoría de Linares si no obtenía ayudas para sacar adelante ala empresa, mientras Kiysoshigi Ishii amenazó con llevarse la factoría a otro punto de España o incluso a otro país de Europa más viable.