La misma compañía había realizado anteriormente varios intentos fallidos de construir un vehículo comercial híbrido entre coche y barco, pero la velocidad que alcanzaba el artefacto no era satisfactoria. Ahora el prototipo consigue velocidades de 160 km/h sobre tierra y 56 km/h en el agua, en condiciones óptimas, mentras que los prototipos anteriores alcanzaban escasamente los 16 km/h.

El nuevo vehículo cuenta con mecanismos únicos, como un sistema de ruedas retraíbles o un sistema de propulsión de agua. Sólo un botón separa el coche del barco. El producto está dirigido a los amantes de los fuera borda, siempre que cuenten con una situación económica más que acomodada.