Según afirma dicho rotativo, cada extracción se pagaba a dos mil pesetas y la sangre era enviada posteriormente a un laboratorio de Barcelona, donde supuestamente se elaboraban productos para hemofílicos.

El ex consejero de Salud de la Junta de Andalucía Eduardo Rejón manifestó en la Cámara autonómica la intención de su consejería de cerrar la clínica "porque debería tener algún tipo de irregularidad", afirma Ana María Corpas, refiriéndose al libro de sesines.

"El propio Gobierno ha tenido que reconocer su responsabilidad en el tema", continúa la ex parlamentaria, "pero lo curioso es que sólo se habla de indemnizaciones hasta los casos de hemofilia sobrevenidos antes de 1985, y hasta marzo de 1990 se estuvieron haciendo esas extracciones, cuando se sabía perfectamente lo que era el sida".

Asimismo, según el "Diario Málaga-Costa del Sol", la clínica objeto de la denuncia no practicaba ningún tipo de control sanitario sobre la sangre extraída, ni prviamente a los donantes, supuestamente pertenecientes a grupos de riesgo.