Según fuentes de Renfe, el edificio, una nave de estilo neomudéjar, es una de las últimas muestras de l arquitectura industrial de las postrimerías del siglo XIX, que se mantiene perfectamente conservada.

Sus 1.200 metros cuadrados de espacio diáfano la convierten en lugar idóneo para albergar actividades de este tipo, como sala de exposiciones, estudios artísticos para pintores, escultores o arquitectos, sala de conciertos o taller de teatro.

Renfe pretende con esta iniciativa ofrecer un espacio que en estos momentos no tiene una clara utilidad ferroviaria a los jóvenes artistas, para que pueda cnvertirse en un centro alternativo e integrador.

Madrid se suma así a ciudades como Nueva York, Berlín o Londres, que han reconvertido antiguos espacios industriales en modernos centros dónde se da cita el mundo del arte y la cultura.

Por otra parte, la ubicación de la nave, junto al Museo del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen, convierten al centro en lugar privilegiado para el desarrollo de todo tipo de iniciativas culturales, según Renfe.