Ciencia

La UGR advierte del riesgo de trasmisión de la exposición de la mujer a disruptores endocrinos a través de la lactancia

MADRID
SERVIMEDIA

La Universidad de Granada (UGR) advirtió este jueves del riesgo de trasmisión de la exposición de la mujer a disruptores endocrinos -un conjunto heterogéneo de sustancias químicas que interfieren con el sistema hormonal- a su hijo a través de la lactancia y recordó que es en este periodo cuando la exposición a las hormonas ambientales “puede determinar la aparición de efectos irreversibles, generalmente no manifestados hasta la edad adulta”.

Así lo denunció en un comunicado enmarcado en su campaña mensual incluida en la tercera edición de la iniciativa ‘Un mensaje saludable por un objetivo común’, en la que analiza el efecto de la contaminación ambiental sobre la salud y en el que alertó del sesgo en la perspectiva de género sobre las consecuencias de la contaminación ambiental en la salud.

En dicha campaña, el catedrático del Departamento de Radiología y Medicina Física de la UGR Nicolás Olea habla sobre el “problema” que implica la disrupción endocrina, que, según la institución académica, “pone de manifiesto, entre otras cosas, la debilidad del sistema de protección ambiental de los seres humanos, la fragilidad del binomio madre-hijo y la incoherencia por el olvido constante de la condición de mujer en la investigación clínica”.

La UGR lamentó que, con cerca de 140.000 compuestos químicos de síntesis reconocidos por la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA), “no es de extrañar que para no más de 1.500 se hayan identificado la capacidad de perturbar el equilibrio hormonal”.

La universidad recordó que en algunos casos se trata de compuestos “bien conocidos” por su capacidad para acumularse y persistir en las cadenas tróficas, como los contaminantes orgánicos persistentes (COPs), si bien en otras ocasiones son contaminantes que parecen no acumularse en el organismo, siendo excretados con facilidad, aunque “con una destacada presencia” en el entorno, agua, alimentos, cosméticos, aire y objetos de consumo.

No obstante, subrayó que, “en general”, estos disruptores endocrinos forman parte de “mezclas más complejas” y se emplean como materia prima para la fabricación de otras sustancias, preparados u objetos como cosméticos, plásticos, tejidos y otros materiales, lo que, a su entender, “dificulta enormemente la identificación de las fuentes de exposición y su prevención”.

Según la UGR, la investigación de los efectos de los disruptores endocrinos en la especie humana está resultado “mucho más compleja de lo que era previsible”, si bien se sabe que estos compuestos, por ejemplo, son capaces de “intervenir” tanto en la morfogénesis mamaria como durante la formación el aparato genital masculino y femenino, o en el desarrollo cerebral.

“Es precisamente durante el periodo en el que ocurre este desarrollo crítico de un individuo cuando la exposición a las hormonas ambientales puede determinar la aparición de efectos irreversibles, generalmente no manifestados hasta la edad adulta”, espetó la universidad, para defender que, “aunque sutiles”, estos efectos “pueden derivar en graves consecuencias para el individuo más tarde en su vida”.

En este sentido, los trabajos del equipo de Olea centrados en la exposición materno infantil a disruptores endocrinos han señalado la “fragilidad” del binomio madre e hijo en lo que respecta al “riesgo” de transmisión de la exposición y las “consecuencias del problema hormonal en fases tempranas del desarrollo”, explicó la UGR, que hizo hincapié en las publicaciones más recientes que señalan la presencia de bisfenoles, parabenos, benzofenonas, compuestos perfluorados y de metales como arsénico, mercurio, cadmio, plomo en la leche de madres sanas.

La institución académica reconoció que dichas conclusiones “han impactado en la opinión pública y en los promotores de la lactancia materna que la defienden como la mejor de las posibilidades de alimentación del recién nacido”, aseveración que, a su entender, "confirman" la evidencia clínica y epidemiológica. Con todo, urgió a “actuar con mayor diligencia previniendo la exposición del niño a través de esta vía natural de alimentación”.

“Si estamos comprometidos con esta recomendación, no podemos demonizar la lactancia humana, pero sí denunciar la situación de indefensión a la que se ha llegado al haber permitido que la mujer resulte expuesta”, sentenció la UGR, que lamentó que los sistemas de protección de la exposición no tengan “en consideración” su “fisiología particular, muy dependiente de las hormonas y con la posibilidad de transferir su exposición a través del embarazo y la lactancia”.

(SERVIMEDIA)
28 Abr 2022
MJR/gja