En un seminario organizado por el PSOE sobre dicho tribunal, Yáñez subrayó que el Tribunal Penal Internacional que se pretende crear, de carácter permanente y universal, no es una "panacea", al tiempo que auguró que seguirán habiendo graves violaciones de derechos humanos.

"Sin embargo, estainstitución judicial es algo muy necesario, cuya hora ha llegado. Debemos hacer todo lo posible para que vea la luz en el inicio del siglo XXI", explicó.

Yañez afirmó que el Tribunal Penal Internacional desempeñaría un papel disuasorio y ayudaría a las víctimas, y recordó que tendrá competencias para juzgar genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Agregó que el informe del comité preparatorio sobre el establecimiento de una corte Penal Internacional es "enormemente complicad y farragoso", e insistió en la necesidad de que el nuevo tribunal esté dotado de suficientes recursos y pueda actuar con independencia respecto de los poderes políticos.

"Existen muchos países, algunos de ellos pertenecen al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se aferran a una concepción de soberanía estatal. Por ello, la creación de un tribunal de estas características puede considerarse un acto revolucionario", afirmó.

EL PAPEL DE ESPAÑA

El diplomático, que fue embajador de Espaa ante las Naciones Unidas, afirmó que nuestro país debe desempeñar un papel de liderazgo en esta empresa y servir como puente con los países iberoamericanos, muy recelosos, a su juicio, del resultado final de la Conferencia de Roma.

"Uno debe ser sincero y admitir que en la práctica, en muchas ocasiones, estaremos ante un Norte (en referencia a los países industrializados del primer mundo) que juzgará a los países del Sur", apostilló.

Además, Yáñez recordó que España ha participado activamente dsde el inicio en las negociaciones que han seguido a la presentación, en 1993, del anteproyecto de Estatuto del Tribunal por la Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas.