"Trabajamos", precisó, "para que 1998 sea el año de la privatización de Trasmediterránea, aunque la última palabra la tiene el Patrimonio del Estado, propietario del 95% del capital".

El máximo responsable de la naviera estatal agregó que no hay nada decidido sobre la forma en que se llevaría a cabo la venta a manos privadas, pero aseguró que pondrá todo su empeño para que se haga sin fragmentarla y proporcionando un "núcleo duro o estable" d accionistas españoles, así como una OPV, aunque también señaló que la decisión corresponde a la propiedad.

Trias de Bes explicó que para llevar a cabo el proceso será necesario un duro ajuste laboral y de gestión, establecido en el Plan de Empresa que supone pasar de los 2.096 empleados que tenía a finales de 1996 a unos 1.200 a 1 de enero de 1999, es decir, casi un 43% del personal.

Aclaró, no obstante, que buena parte de dicho ajuste ya está hecho mediante los planes de bajas incentivadas y prjubilaciones puesto en marcha en el último cuarto del año pasado, y que supuso la salida de 340 personas.

A dicho ajuste, cuyo coste se estima en unos 4.000 millones de pesetas para el periodo 1996-1998, se sumará la renegociación de los dos convenios colectivos que existen en la compañía, mediante una propuesta de la dirección basada en la flexibilidad y las remuneraciones por objetivos de productividad, en lugar de los actuales pluses.

SISTEMA RETRIBUTIVO

Según explicó el presidente de Trasmeiterránea, en la actualidad existe un sistema retributivo, sobre todo en personal de flota, que es "inviable" y que "hará que la compañía se estrelle este mismo año si no se modifica".

Los responsables de Trasmediterránea aseguran que el sueldo medio de sus trabajadores es tres veces superior al de sus competidores y que esa situación empeorará con la liberalización del sector, amenazando a todos los puestos de trabajo si no se hace algo antes de 1999.

En la actualidad, dijo, los gastos de personl representan el 40% de la facturación de la compañía, y el objetivo es reducirlo, con sacrificios salariales y aumento de la productividad hasta el 16 o 17% de los ingresos operativos de Trasmediterránea.

Según su presidente, con el plan de empresa diseñado la compañía podría perder en 1997 unos 5.000 millones de pesetas, incluyendo el coste de la reestrcuturación de personal, para pasar a unos 1.000 millones de beneficios en 1998 y unos 2.000 millones en 1999.