"The Economist" considera que es precisamente esa circunstancia, la de su falta de referentes políticos, lo que hace más creible el anuncio de tregua lanzado ahora por ETA.

Según la revista, los nacionalistas vascos moderados querrán ahora renegociar el reparto de poderes entre el Estado y las autonomías establecido en la Constitción de 1978, lo que "es anatema tanto para los socialistas como para los conservadores gobernantes del primer ministro, José María Aznar".

"Pero si el alto el fuego de ETA realmente dura, el gobierno podría encontrar difícil mantener el argumento de que una política dura es la única respuesta posible. Pregunten a cualquier ministro británico que haya tenido el placer de tratar de manejar Irlanda del Norte", concluye la revista.