TRANSGENICOS. LA OCU EXIGE A LA ADMINISTRACION UN MAYOR CONTROL DE ESTOS PODUCTOS

- Un estudio revela que 3 artículos que se venden en España contienen sustancias modificadas genéticamente, pero de las que no se informa en la etiqueta

MADRID
SERVIMEDIA

El portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Miguel Martínez, reclamó hoy que sea la Administración o un organismo independiente el que analice y controle la producción de los alimentos genéticamente modificados antes de que sean lanzados al mercado.

Martínez, que comparecióhoy en la comisión del Senado que estudia los productos transgénicos, explicó que en la actualidad son las propias empresas productoras las que realizan los análisis correspondientes y, de acuerdo con ellos, la Administración procede a su aprobación o no.

El portavoz de la OCU aclaró que, con respecto a este tipo de productos cuyo ADN ha sido modificado, "no hay razones para rechazar de una forma sistemática y radical su introducción", pero subrayó la necesidad de que "apliquen con severidad las medids existentes de control para que en el futuro el riesgo de su consumo sea decididamente improbable".

De igual modo, durante su comparecencia Martínez hizo hincapié en la importancia de la información previa a los consumidores sobre este tipo de alimentos. Al respecto, dijo que "hay que hacer notar que la desconfianza de ciertos consumidores hacia las técnicas de manipulación genética se ha alimentado mucho por la opacidad que ha acompañado a las primeras generaciones de este tipo de alimentos".

Asu juicio, la información actual está monopolizada por las propias empresas productoras, pero se echa de menos una información desde la Administración, ya que la primera "tiende más bien a confundir, cuando se evidencian sus puntos débiles, que a fomentar la confianza del consumidor".

ESTUDIO

Por otra parte, el portavoz de la OCU dio cuenta en la comisión parlamentaria de los resultados de un estudio realizado por organizaciones de consumidores de cinco países de la Unión Europea (Francia, Bélgica, talia, Portugal y España) acerca del cumplimiento de la normativa comunitaria sobre etiquetado de productos transgénicos, que entró en vigor en septiembre de 1998.

El objetivo del estudio, que se realizó mediante el procedimiento de análisis llamado polimelización en cadena, era conocer entre medio centenar de productos alimenticios seleccionados aleatoriamente (un total de 50) si habían sido fabricados o no a partir de organismos genéticamente modificados.

El resultado en España reveló que en 45de los alimentos sometidos a la prueba no se halló rastro alguno de sustancias transgénicas, pero sí en tres casos y reservas en otros dos.

Así, según explicó en la comisión del Senado el portavoz de la OCU, en productos de las marcas Cola-Cao y Nesquik "no fue posible determinar si habían sido fabricados o no a partir de organismos genéticamente modificados, porque estos productos estaban dentro del caso en los cuales un proceso muy severo de tratamiento hacía imposible determinar si había trazas de DN modificado".

En otros tres casos, que afectaban a dos papillas para niños de las marcas Blevit y Nutriben, y a un postre de soja, sí se detectó ADN genéticamente modificado.

Martínez subrayó que, de acuerdo con la normativa comunitaria sobre etiquetado de productos modificados genéticamente, las empresas productoras de Cola-Cao y Nesquik "no están obligadas a informar de ello en su etiquetado, pero en los casos de las papillas y el postre de soja sí que están obligados a anunciarlo en sus etiqetas como ya lo están haciendo otros productos, siempre teniendo en cuenta que hayan sido fabricados a partir del 3 de septiembre de 1998".

El portavoz de la OCU concluyó que hasta ahora "no hemos visto que existan ventajas obvias para los consumidores en ningún alimento modificado genéticamente de los que hasta el momento se han comercialzado. No hemos visto que los precios disminuyan ni que aumente la calidad nutritiva y, sin embargo, reconocemos que las investigaciones genéticas han permitido realiar importantes progresos que implican el uso de menos pesticidas o la creación de medicamentos más eficaces y menos peligrosos".

EFECTOS SECUNDARIOS

Por último, destacó que "el problema del ADN modificado no es propiamente una preocupación por las transferencias extrañas de códigos genéticos modificados que pudiesen tener un efecto sobre la bioquímica de nuestro cuerpo, sino por el hecho de que esos organismos genéticamente modificados pueden producir una serie de proteínas diferentes cuyos efectos n el organismo todavía no se han establecido adecuadamente".

En este sentido, citó las investigaciones abiertas en relación con el fenómeno de las "vacas locas" y otras alteraciones aún en estudio relacionadas con la cadena alimenticia, "lo cual da una idea de hasta qué punto debemos tener en cuenta las consecuencias derivadas de la modificación del ADN en los organismos vivos".

(SERVIMEDIA)
16 Sep 1999
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