"THE WALL STREET JOURNAL" APUESTA POR LAS PATATAS BRAVAS COMO SÍMBOLO DE LA UNIDAD DE ESPAÑA
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El diario financiero "The Wall Street Journal" considera que, en medio de las habituales disputas internas entre los españoles, las patatas bravas "bien podrían jugar un nuevo papel como símbolo de unidad", aprovechando el tirón que tienen en todo el territorio nacional y que se trata de un plato cuyos ingredientes proceden de "diferentes regiones".
Ésta es la conclusión a la que llega el diario norteamericano en un reportaje titulado "Spain's Hot Potato", recogido por Servimedia, que hace un encendido canto a las "patatas bravas" tras recorrer numerosos bares de Barcelona especializados en esta particular variedad de tapa.
"Las próximas elecciones de marzo y la posibilidad de una ralentización de la economía", señala el autor del reportaje, "han revelado, nuevamente, diferencias de opinión sobre la dirección que debe seguir el país. Algunas disputas, tales como las relativas a más autonomía para las provincias frente a los poderes del Estado central, se remotan a la Guerra Civil. Pero las bravas pueden jugar un nuevo papel como símbolo de unidad, con cada elemento derivando de diferentes regiones".
A este respecto, el periodista de "The Wall Street Journal" avala su diagnóstico con el testimonio de Antonio Betorz, a quien presenta como el propietario del "Bar Tomás", ubicado en el barrio barcelonés de Sarriá, quien destaca cómo "las bravas mezclan las culturas muy diferentes de España en un solo plato".
Según el rotativo, "con sus numerosos bares para trabajadores, Barcelona es una de las mejores ciudades para probar las bravas", aunque ya hay hasta sitios especializados en Internet, añade, con información sobre cientos de bares de toda España que ofrecen esta tradicional tapa.
A este respecto, y para subrayar la españolidad sin barreras de la patata brava, el diario complementa su crónica barcelonesa con la recomendación de cinco bares que ofrecen patatas bravas, uno en la propia Ciudad Condal y el resto en Bilbao, Navarra, Madrid y Sevilla.
Del local barcelonés destaca, además de la calidad de las patatas, la "rapidez mental" de los camareros; del navarro, que las patatas van acompañadas de enormes jarras de cerveza; del sevillano que los camareros cantan a voz en grito los encargos; del bilbaino que las patatas van acompañadas de mejillones picantes, y del madrileño que, pese al nombre ("El Museo de la Patata"), el local no es ninguna pinacoteca para contemplar algún Picasso.
El diario financiero señala que, a primera vista, las patatas bravas parecen sólo patatas fritas "glorificadas", pero la realidad es que, jugando con las distintas especias y salsas, los maestros en el arte de prepararlas aseguran que ofrecen "un millón de posibilidades".
Además, con el desarrollo económico de España, ahora resulta que estas antaño humildes tapas de bares de barrio están siendo sometidas a "reinterpretaciones" por parte de grandes chefs cargados de estrellas Michelin. En sus manos, y adecuadamente "reinterpretadas", las patatas bravas habitualmente saboreadas ante la barra de un bar y tomadas con palillos se convierten en una exquisitez a 20 dólares (14 euros) el plato, advierte el principal diario de negocios del mundo.
(SERVIMEDIA)
22 Ene 2008
CAA