SUQUIA AFIRMA QUE EL GOBIERNO Y EL PARLAMENTO NO PUEDEN RESOLVER EN SOLITARIO LOS PROBLEMAS SOCIALES
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El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Angel Suquía, manifestó hoy, tras la inauguración de la 56 Asamblea Plenaria del Episcopado, que la actual situación social y económica que atraviesa el país "no puedenresolverla solos el Gobierno y el Parlamento; ellos son os factores de esa ley (decreto sobre desempleo), pero debe haber un debate público".
A juicio de Suquía, ni el decreto ni la huelga general van a solucionar los problemas actuales, que exigen la participación de todas las instancias sociales y políticas; "no sólo los partidos", subrayó, "también la Iglesia, la cultura, la sociedad en general".
Sobre las negociaciones que mantiene el Episcopado con el Gobierno para buscar una fórmula consensuada que permita la autofinanciación de la Iglesia, el crdenal Suquía indicó que antes de que finalice el curso se harán público los acuerdos.
El Gobierno y la Conferencia Episcopal, dijo, "estamos trabajando sobre unos puntos en los que queremos buscar una mayor convergencia".
El presidente de la Conferencia Episcopal, que ayer participó en la ceremonia de beatificación del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, dio por zanjada la polémica que ha suscitado el proceso.
"La Iglesia ha tomado una decisión, ha habido total nitidez en l procedimiento, y lo que interesa para la nueva evangelización no sólo es la santidad personal, sino una campaña para la santidad en general", dijo.
En opinión de Suquía, a pesar de que "los santos también tienen sus defectos", la gran labor de Escrivá residió en su preocupación obsesiva por la santidad y el saber calar en algunos sectores de la sociedad para crear esa preocupación.
El cardenal indicó que en treinta años no había visto tanta gente en una ceremonia de beatificación como la de aye en Roma, lo que indica que "esa Obra ha llegado a un sector muy importante de la sociedad y yo me alegro".
NUEVA EVANGELIZACION
Por lo que se refiere a la Asamblea Plenaria de los obispos, el cardenal Angel Suquía centró su discurso inaugural en la Nueva Evangelización a la que se enfrenta la Iglesia, especialmente en Europa y las sociedades occidentales, con el fin de corregir los riesgos de disolución del mensaje cristiano.
Esta labor misionera no debe sostenerse en los poderes públicos, afimó, ya que sería "una confesión de la debilidad de nuestra fe".
Hizo también hincapié en la falta de valores morales que padecen las sociedades modernas y democráticas, "en las que hay cierto componente de intolerancia que tiende a limitar la libertad de expresión pública de la fe".
Ejemplo de las dificultades que encuentra la Iglesia para dar a conocer su mensaje es, indicó Suquía, la "casi inexistencia entre nosotros de iniciativas que pongan en práctica la doctrina social de la Iglesia o de undecidido testimonio cristiano en el ámbito empresarial, laboral y sindical".
Por ello, dijo que es necesaria una nueva evangelización que se dirija a los hombres de las ciudades, más que a los ambientes rurales, que han perdido interés por el cristianismo y que no serían capaces de distinguirlo de cualquier otra religión o de una secta.
Igualmente, se refirió a la labor a la que está llamada la Iglesia en la reconstrucción europea, ya que "una verdadera unidad entre los pueblos de Europa, para se algo más que una quimera ha de construirse sobre la búsqueda de la verdad de la persona".
(SERVIMEDIA)
18 Mayo 1992
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