Según informa "Epoca", la infanta Elena y Jaime de Marichalar son buenos amigos, pero en absoluto han pensado en contraer matrimonio.

"A ella, promogénita de los Reyes de España", señala la revista, "se le atribuye un profundo sentido dinástico que le impide casarse con un plebeyo antes de que el Príncipe asegure con su descendencia la continuidad de la dinastía por línea directa".

Los recientes viajes de doña ElenaParis y a Normandía y un puñado de fotografías de la primogénita de los Reyes en compañía de un amigo, según la revista, constituyen los únicos pilares seguros con que se pretende construir una historia de amor con tintes principescos.

A su juicio, se trata de "una historia eficaz si lo que se pretende es desviar la atención de los asuntos político-financieros, salpicados de acentos borbónicos, que últimamente ocupan a los españoles y, en cualquier caso, una historia alimentada por el silencio sepulcal que el Palacio de la Zarzuela acostumbrada a guardar ante noticias como ésta", añade el semanario.

Según la revista "Epoca", Jaime de Marichalar Sáenz de Tejada, que cumple 31 años el próximo día 7 de abril, cuarto de seis hermanos, hijo de una acomodada familia de origen vasco, de tradición castrense y distinción nobiliaria, conoció a la infanta Elena durante el otoño de 1987, cuando la hija mayor de los Reyes de España se trasladó a París para estudiar litatura francesa junto a Leticia Espinosa d los Monteros Rosillo.

Jaime, que por entonces ya residía en la capital del Sena, recibió el encargo de hacer de cicerone de la infanta y de su amiga, prima de Amalia De Corral Rosillo, casada con el hermano mayor de Jaime Marichalar y, por tanto, cuñada del supuesto novio de doña Elena.

Al parecer, el anuncio de su inminente emparentamiento con la Familia Real Española ha causado en Concepción Sáenz de Tejada, madre de Jaime, una sorpresa si cabe mayor que la del propio Jaime.

Según "Epoca" Jaime de Marichalar, economista de profesión y ejecutivo de una entidad financiera con sede en París, ha recibido con cierto malestar las noticias que le llegaban de Madrid; contraer matrimonio no ha entrado nunca en los planes de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, dos buenos amigos, cuya relación de confianza y camaradería ha permitido a Jaime conducir el automóvil Ford Sierra, de la hija mayor de los Reyes de España.

Por otra parte, la revista "Tiempo" ofrece esta semana un amplio reportaje sore la familia de Jaime de Marichalar, una aristocrática familia chapada a la antigua que mantiene intactas sus tradiciones y sus raíces en la provincia de Soria.

Este semanario afirma que el pasado día 19 de enero la infanta Elena, acudió a El Mirador, un local madrileño frecuentado por la joven jet, acompañada por Alvaro de Marichalar, hermano de su novio.

Según "Tiempo", la familia de Jaime posee una finca en la localidad de Garray, a 7 kilómetros de Soria, provincia en la que la rama Marichala, oriunda de Navarra, se estableció. Allí se encuentra enclavada la finca Garrejo, que el padre de Jaime, Amalio de Marichalar, difunto conde de Ripalda, heredó de su progenitor, el vizconde de Eza, junto con el palacio conocido como Casa de los San Clemente, en la calle Aduana Vieja.

Garrejo es una propiedad de mil hectáreas en cuya entrada figuran dos mojones de piedra con el escudo heráldico de la familia. Dedicada al cultivo de cereales, en especial trigo y cebada, tiene también terrenos de pasto ara el ganado lanar y considerable extensión para el ejercicio de la caza en especial conejo, liebre y jabalí.

La superficie cultivada fue arrendada hace tres años a un agricultor soriano, Alberto Garcia Tejero; este arriendo y la pensión de viudedad constituyen e principal sustento económico de Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, madre de Jaime.

Pero si por nacimiento los Marichalar están vinculados a Navarra, su niñez estuvo ligada a Soria y a Garrejo, lugares donde la noticia el noviazgo entre la infanta Elena y Jaime de marichalar ha armado un gran revuelo entre sus gentes.