Los hechos ocurrieron el 6 de junio de 1993, en Totana (Murcia), cuando Sebastián Belmar Asensio le dijo a su esposa que debían llevar a uno de los cinco hijos al médico porque le dolía un oido y la mujer respondió que irían a la consulta al día siguiente, porque no encontraba la cartilla.

Sebastián Belmar sacó del bolsillo del pantalón una navaja de 12 centímeto de hoja y se la clavó en el cuello. "A continuación, y ante los gritos y sangre que manaba de la herida, salieron ambos de la casa pidiendo auxilio a los vecinos", dice la sentencia.

"La he matado" y "no te mueras" son algunas de las frases que pronunció Sebastián Belmar, quien se entregó a la Guardia Civil, dando la navaja a los agentes y reconociendo ser el autor de la agresión a su esposa.

Para el Tribunal Supremo, aunque "la agresión fue homicida en el momento de realizarse, puesto que la gió el propósito de matar", teniendo en cuenta el arma y el lugar de la cuchillada, lo cierto es que ese deseo de acabar con la vida de su esposa "desapareció tan pronto advirtió la posibilidad de que la muerte efectivamente se produjese".

Con este argumento, el Supremo descarta la responsabilidad penal de Sebastián Belmar por el delito de homicidio en grado de tentativa y le condena por otro de lesiones a un total de cuatro años de cárcel, revocando así la sentencia por la que la Audiencia Provincial e Murcia le impuso cinco años de prisión.