Los hechos que han dado lugar a la sentencia ocurrieron en Tarragona y se remontan al 12 de marzo de 1997, cuando el condenado, Manuel Córdoba, telefoneó a su ex compañera, Ana Rodríguez, y le dijo que, si en una hora no le entregaba la mitad del dinero que tenían inresado en una cuenta de ahorro vivienda, la mataría. La pareja había decidido serparse tras diez años de convivencia y un hijo en común.

Al día siguiente, el acusado decidió seguir a su compañera, tras ver cómo se introducía en el coche de su cuñada al salir del hospital donde trabajaba. Cuando circulaban por la carretera, el agresor chocó lateramente con el vehículo en el que viajaban las dos mujeres, para, acto seguido, ponerse delatante y obligarles a parar bruscamente.

Las mujeres decidieron ar marcha atrás y dirigirse a la comisaría más próxima. Sin embargo, el acusado, que "en su persistente idea de reclamar y conseguir el dinero" había bajado del coche "de forma amenazadora", retomó la persecución, de modo que ambos automóviles comenzaron a circular a una velocidad superior a la recomendada.

Al llegar a una curva, el perseguidor intentó adelantar a las víctimas, pero su coche colisionó con el de las mujeres "con la fuerza suficiente para que su conductora perdiera el control de vehícul", que terminó empotrándose en una farola, tras haber saltado el bordillo y cruzando completamente los dos carriles de la calzada.

Entonces, el acusado, cuchillo en mano, se dirigió a su compañera, que había quedado atrapada en el coche "por la violencia del golpe", la cogió por el pecho y la amenazó de nuevo, haciéndole un pequeño corte en la mano. Sólo cuando la víctima le aseguró que al día siguiente le daría el dinero, el agresor abandonó el lugar.

SINIESTRO TOTAL

Como consecuencia de la coisión, Ana Rodríguez sufrió lesiones que le incapacitaron durante 12 días, y su cuñada, daños cervicales que le obligaron a llevar un collarín durante 27 días y le dejaron secuelas permanentes. Además, el coche, valorado en un millón y medio de pesetas, resultó siniestro total.

Según el Tribunal Supremo, el acusado "provocó voluntariamente la perdida de control de la conductora sobre su vehículo" y que éste se saliese de la calzada, tras una "sucesión de peligrosas maniobras [...] con riesdgo para la ida de sus ocupantes".

El Supremo considera que estos hechos suponen un delito y una falta de lesiones, por lo que condena al agresor a tres años de cárcel y a pagar una indemnización de 96.000 pesetas a su compañera y otra de 466.000 pesetas a la cuñada de ésta. La Audiencia Provincial de Tarragona había rechazado condenarle por el delito de homicidio frustrado del que le acusaba la Fiscalía.