Los hechos sucedieron en mayo de 196, cuando la mujer se puso de acuerdo con una persona desconocida para trasladarse a medianoche con su marido en el coche hasta una plataforma que se introduce en el mar bajo el puente Rande, en la localidad de Cangas de Morrazo (Pontevedra), a fin de asesinarle en este lugar solitario, como así sucedió. El tribunal no consideró probado que quien acompañaba a la mujer en ese momento fuese su primo.

La Audiencia Provincial de Pontevedra, en un tribunal de jurado, absolvió al acusado de asesinato, aunqe le condenó por tenencia ilícita de armas, pues poseía una escopeta de cañones recortados de calibre 20 sin guía ni licencia; y condenó por homicidio sólo a la esposa de la víctima, que en ese momento tenía las facultades mentales parcialmente alteradas por la medicación que tomaba.

Recurrida esta sentencia, el Tribunal Superior de Justicia acordó anular el juicio y ordenó repetirlo, al considerar que el jurado no había motivado suficientemente la absolución del presunto autor del asesinato.

Ant esta decisión, el Tribunal Supremo añade que "no puede exigirse a los ciudadanos que integran el tribunal el mismo grado de razonamiento intelectual y técnico que debe exigirse al juez profesional", por lo que da por buenos los argumentos del jurado y confirma su decisión de absolver al acusado por falta de pruebas.