El fondo contará finalmente con unos 50.000 millones de dólares, en lugar de los 100.000 millones inicialmente pensados por Citibank, Bank of America y JP Morgan Chase.

Estos tres bancos han realizado gestiones desde septiembre para buscar entidades dipuestas a colaborar en la financiación del fondo, pero se ha encontrando con "falta de interés de firmas financieras que deberían beneficiarse del plan", añade el rotativo financiero norteamericano.

El objetivo del superfondo es tratar de restaurar la confianza en títulos hipotecarios que han perdido credibilidad en los mercados y que están ahora en manos de los denominados vehículos de inversión estructurada (SIV) vinculados a las entidades financieras. La idea es dar salida a esos títulos de una manera ordenada.

Aunque el superfondo recibió las bendiciones del Gobierno norteamericano también chocó, desde el principio, con el escepticismo de las entidades menos afectadas por la crisis y de algunos destacados actores del mundo financiero norteamericano.

De manera particular, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan manifestó que, en esta ocasión, era mejor dejar actuar a los "buitres" de la especulación, que se encargan de comprar los títulos desvalorizados cuando ya son "gangas" apetecibles, reiniciando así un nuevo ciclo alcista.