"Siento una profunda indignación", agregó Eguiagaray, "por el grandioso escándalo organizado en torno a las declaraciones de Felipe González. Sobre todo por dos razones: en primer lugar, por la constatación, una vez más, del implacable afán de la derecha en destruir, negar o nngunear hasta el más notorio de los rastros de la presencia de la izquierda en nuestra historia, incluida la más reciente. Y, en segundo lugar, por la obsesión permanente del Gobierno y allegados hacia la figura de Felipe González".

En su opinión, "el respeto y el agradecimiento que todos los demócratas sentimos por el ex presidente Suárez, de ninguna manera puede servir para reescribir la historia, mucho menos de la mano de 'eximios' ex ministros defensores del franquismo. Pero si por algo es respetale Adolfo Suárez es, precisamente, porque, viniendo de donde venía, supo dirigir un proceloso proceso de transición hacia la integración y el respeto de todas las opciones políticas. Ese es el "espíritu de la transición", que tanto se ha dilapidado en los últimos años, al amparo de una agreste derecha".

Eguiagaray agregó que "se equivocan quienes crean que los matices o la oportunidad de unas declaraciones como las de Felipe González pueden hacer olvidar o destruir un periodo brillante de nuestra histria, en la trasición y en los siguientes catorce años, que tiene en él su principal protagonista".

"Se olvidan quienes hacen de Felipe González su blanco preferido", concluyó, "que Felipe González no es sólo una persona, es la representación de una época, de una generación progresista, de un partido y de millones de personas. Y con errores o sin ellos, Felipe González somos hoy millones de ciudadanos, estemos con él de acuerdo o, incluso más, si en algún momento discrepamos".