Estos son algunos de los resultados extraídos de un estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología, sobre una muestra de 3.000 personas, para determinar el grado de conocimiento del ictus entre la población española, conocido vulgarmente como "derrames", "emolias" o "trombosis".

Espontáneamente, sólo un 33 por ciento de los encuestados fueron capaces de mencionar al menos un síntoma de ictus. Este es un hecho especialmente grave, a juicio de los neurólogos, porque supone la falta de capacidad de reconocer la enfermedad y podría explicar en parte el retraso con el que los enfermos acuden a centros hospitalarios capaces de proporcionar tratamiento adecuado.

Del 33 por ciento de personas que fueron capaces de identificar síntomas, los más reconocidos feron la parálisis súbita, los problemas de habla de aparición inmediata y la pérdida de conciencia. Otros como la pérdida de sensibilidad o visión brusca no fueron tan identificados.

En la encuesta también se introdujeron factores de riesgo falsos, como la artrosis y las emociones, que la población española identificó como reales.